Capítulo 04

228 13 0
                                    

ARA

Muy pocas veces he podido asegurar haber perdido el control.

Casi nunca lo he perdido.

Lo que me pasa cuando estoy Nikolái ya es caso serio.

Repaso cada detalle mientras visualizo su rostro al lado mío, durmiendo plácidamente a gusto con un brazo debajo de mi cabeza y su otro brazo resguardando mi cuerpo acurrucado con el suyo.

Evito mirar el para nada notorio chupetón en su cuello y los ligeros arañazos que tiene en la clavícula.

No tuvimos sexo, pero sí nos tocamos, nos besamos, nos deseamos.

Y eso ya está bastante mal.

Mucho más si recordamos que hace tan solo un mes era la novia de su querido hermano.

Nilak.

Su traición me dolió, su poca fe en nosotros y en nuestro plan acabó con todo.

Incluyendo la confianza que poseía sobre él.

Nilak prefirió su sangre y ahí fue donde todo entre nosotros se rompió.

Y ni mencionar las consecuencias que eso trajo consigo.

Mikael...

Su nombre aún palpita mi corazón y el recuerdo vivo de él y Giovanna juntos arde en lo más profundo de mi alma.

No merecían ese trágico final.

Él no merecía pagar los platos rotos de nuestra venganza, nuestra guerra.

Su recuerdo lleva tatuada la traición, el dolor y las lágrimas derramas por su perdida y los sueños no cumplidos de su amor y su esperanza.

Se llevó esa luz que iluminaba a Giovanna y me duele el alma imaginar como estaría lidiando esa pena mientras se desgasta con cada recuerdo vivo de él.

Cuando noto que estoy lagrimeando, siento un brazo apretarme más fuerte.

Nikolái sigue durmiendo pero noto como aprisiona más su cuerpo con él mío.

De alguna manera me calma, me relaja.

Ni mencionar su respiración parece conectar con la mía mientras la luz del día empieza a filtrarse siendo casi el medio día.

Dormimos más de lo normal.

Y en al auto.

"Nuestro auto"

Ruedo los ojos inconscientemente cuando la voz de Nikolái se me viene a la cabeza repitiendo lo mismo de anoche hasta por las puras.

Suspiro e intento acomodarme para despertar a la bella durmiente italiana.

- Nikolái...

Por supuesto nada. Duerme como si no hubiera mañana.

- Nikolái despierta.

Nada.

- Bien, tú lo pediste.

Me acomodo mejor y en segundos estoy jalándole y quizás arrancándole parte del cabello negro de adelante hacia atrás, despertándolo entre asustado y desesperado.

- ¡Ah! ¡Ara! - grita tomando mis manos.

Lo suelto.

- ¿Ya te despertaste?

Me mira incrédulo.

- ¡Mírame mujer, casi me arrancas la vida!

Lo analizo mientras se acaricia el cabello como buscando alguna fractura.

MI DIAMANTE CODICIADO ♤ LIBRO 2 ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora