MI DIAMANTE CODICIADO ♤ LIBRO 2 ♤

Capítulo 26

NIKOLÁI

La luz del día me da la bienvenida, mientras despierto con los suaves y dulces besos de mi prometida.

Estiro el brazo buscando su cintura para atraerla más hacia mi.

- Diamante...

- Uhm...

Una sensación de felicidad pura me abraza el alma cuando la siento estrecharme con fuerza, mientras se va despertando a mi lado.

Sonrío acercando mi nariz a su cuello aspirando su olor.

- Nikolái... - susurra semi dormida.

- ¿Sí?

- Feliz cumpleaños descarado.

Mi sonrisa se ensancha al escuchar que lo recordó.

No me hubiera molestado si lo hubiera olvidado, con tantas cosas y planes es normal que estas cosas se le pasen.

Yo lo entiendo.

- Gracias Diamante ¿Qué tal si me das mi regalo, comienzas a envolverte y te pones un listón?

Siento un golpe en mis costillas, lo que provoca que suelte una risa.

- Mínimo esperaba que te pusieras un lindo listón en el cabello. - la molesto recibiendo otro golpe.

- Tarado.

- Y encima me golpeas, esta violencia doméstica esta llegando a otro nivel, necesito una buena compensación de tu parte con urgencia.

Veo como rueda los ojos quitándose de mi lado. Cuando voy a protestar, me sorprende colocándose a horcadas encima mío.

Hago una sonrisita.

Poso mis manos en su cintura mientras esta me mira con sus hermosos ojos color turquesa.

Nunca olvido lo fantástica que se ve así.

A veces veo el cielo, a veces el mismo infierno, otras veo el mar, otras el fuego y el hielo. Pero definitivamente siempre quedaré impregnado por la belleza que me refleja su exquisita y maravillosa mirada.

Ante mis ojos siempre será lo más hermoso que habré visto desde mi alma.

- ¿Quieres una recompensa? - pregunta con voz seductora.

Me muerdo el piercing en la boca dejando que pose su mirada ahí.

- Vaya que sí. ¿Por qué no empezamos por desatar este pequeño amarre en tu camiseta y exploramos que hay detrás?

La tiento llevando mi mano al nudo en su camiseta, logrando descubrir un poco de su exquisito pecho.

- Luego podrías permitirme desabrochar tu short y quizás de repente me vaya sintiendo mejor. - jugueteo con la parte baja, mientras la erección en mi pantalón empieza a notarse.

- Será mejor que te des prisa, hoy tenemos planes.

Arqueo la ceja apresurándome a desnudarla.

- ¿Hay más regalos? - pregunto curioso terminando de desenvolver mi regalo.

- Algunos.

Me bajo el pantalón mientras cargo su cuerpo para que no se caiga.

- Ya estoy ansioso.

Se ruboriza mientras coloca las manos en mi pecho y yo voy bajándola por todo mi miembro erecto.

Ambos jadeamos cuando nos sentimos por completo.

El placer nos vuelve a corromper, mientras nos dejamos llevar por el fuego que somos juntos.

Ara no tarda en comenzar a moverse, dejándome sentir su humedad y su estrecha cavidad, volviendo más propenso a perder la lógica con ella poseyéndome como si le perteneciera.