Capítulo 16

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NIKOLÁI

Cierro los ojos sintiéndome mareado de nuevo.

Las costillas me duelen horrores y podría jurar que estoy volviendo a ver estrellas en mis ojos, por la cantidad de sangre que voy perdiendo hasta el momento.

Me palpita la cabeza y el estar atado de manos hace como 7 horas, francamente no ayuda.

Por más que buscara una forma de intentar salir de aquí, mi cuerpo no cuenta con la fuerza suficiente para pelear con esos tipos y llegar a la carretera para tomar un auto.

Estoy cansado.

Mis músculos están tensos y mis manos no dejan de arder por la resistencia que llevan mientras me aferro a las cuerdas.

He sobrevivido a varias torturas, estoy acostumbrado a las prácticas que incluyan dolor, pero hay algo que no me deja encontrar la paz, y esa la persona que dejé esperando dentro de la mansión.

Ara.

Tanto espero que mi chica este bien.

No pude volver con ella por más que así quise que fuera.

Habían herido a Nilak y yo solo tenía cabeza para buscar la forma de parar dicha amenaza.

Salté en cuanto tuve la oportunidad directo hacia esos hombres encapuchados, me deshice de ellos sin problema, pero no conté con que habían otros escondidos detrás de los arboles esperando a por mí, por lo que no tardaron en tomarme y dormirme con alguna tela sobre la cara.

Fue arriesgado desconcentrarme así.

Pero vamos, quien podría sospechar de un par de hombres armados a comparación de un mafioso de renombre como yo.

Desde entonces esos mismos hombres me trajeron aquí, golpeándome, humillándome y haciéndome perder más cantidad de sangre de la necesaria.

Me han cortado con navajas, cuchillos, piedras.

Intento no preocuparme demasiado por el brazo, el cual tiene una de las cortadas más profundas y no deja de sangrar.

Eso no es bueno. Ya siento la pesadez de los mareos.

Suspiro dejando caer mi cabeza hacia atrás.

Francamente no es el daño lo que me molesta, si no, es el estar separado de la persona que quiero.

Eso si me molesta.

Ahora tengo la terrible preocupación de pensar en alguien más que no sea solo yo.

Es impresionante como una persona cambia el rumbo de las cosas.

Pienso en si esta bien, en si ya comió, en si esta a salvo, en si tiene problemas, pienso y todo gira netamente en ella.

No puedo estar cerca para apoyarla como prometí, y se bien que puede sola, pero no me importa, quiero verla y sostenerle la mano mientras planea un nuevo plan o mientras busca la manera de convencer a otros líderes.

La extraño.

Y me enfada terriblemente el que me priven del privilegio de su compañía.

Unos sonidos llaman mi atención desde afuera, y no tardan en adentrarse a la habitación en donde estoy, dejando entrar un mínimo de luz.

Se que no es de día, pero esa pequeña luz me aferra a la idea de que no ha pasado tanto desde que estoy aquí encerrado.

Entrecierro los ojos gruñendo un poco por el dolor de la costilla, me toma unos segundos volver a acoplarme a la luz para notar a 3 hombres más, acercarse con expresión de burla en la cara.

MI DIAMANTE CODICIADO ♤ LIBRO 2 ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora