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Hoy hice doble turno en mi trabajo, no me gusta por que salgo muy tarde, y a decir verdad, últimamente han desaparecido muchas niñas y adolescentes, las chicas ya no pueden salir con tal confianza de su casa, por que no sabemos si algún día seremos nosotras quien no volvamos a casa.

Casi llego a casa, solo doy vuelta en la cuadra y puedo respirar en paz, vivo sola, pero mis padres viven cerca de mi casa, al independizarme no quise alejarme mucho de ellos, por que mi madre esta enferma y así podría estar al pendiente por si algo ocurre.

Busqué las llaves en mi bolsa, necesito limpiarla, tengo un desastre dentro de ella, de repente sentí que la vista se me nublaba hasta no saber de mi.

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Desperté un poco mareada y me dolía la cabeza, estaba desorientada, no entendía lo que estaba pasando, cuando reaccioné por completo me di cuenta que estaba en un pequeño cuarto, sin ventanas y oscuro.

Tenia dos puertas, me paré y la primer puerta que abrí era un baño, y la segunda supongo que era la salida, pero estaba cerrada, por más que la jalaba no abría.

— ¿Que está pasando? — dije en un susurro.

Tengo miedo, miedo a lo que me pueda pasar, es un hecho que me secuestraros, esta noche fui yo.

No sé cuánto tiempo pasó, pero entró un hombre alto, y gordo.

— Al fin despiertas muñeca, ¿tienes hambre?

— ¿Donde estoy? —mi voz salió temblorosa.

— Eso es lo de menos, dime, ¿cuantos años tienes?

— Veinte años, por favor déjeme ir.

— No reina, ya tengo destino.

— ¿Como? ¿A donde me llevarás?

— ¿Sabes hablar otro idioma?

— Eso que tiene que ver, solo quiero irme a mi casa por favor.

— A tu casa no irás, pero si te llevaré a otro país, ya tengo todo arreglado, solo de irnos, tal vez en una semana.

— Por favor, mi mamá está enferma, si desaparezco así ella morirá, por favor.
—suplicaba pero fue inútil.

— Lo siento cariño, pero vales mucho dinero, y en aquel país ganarás mucho dinero, hasta puedes mandarles a tus padres.

— Señor, no haga esto, se lo suplico.

— En un momento te traen comida.

Salió de la habitación y volvió a cerrar con seguro, no podía hacer nada, esa puerta era mi única salida pero era imposible salir de aquí.

Mi única opción es idear un plan para poder irme, pero tengo que estar atenta a que ese hombre o cual quiera entre y algo importante, obedecer para que crea que me resigne a mi nueva vida, y así poder escapar de aquí.

Pasaron algunos minutos y entró una mujer mayor, solo me dio una hamburguesa, y me miró con pena.

— Gracias señora.

La señora salió de la habitación y volvió a cerrar con seguro, tengo que idear cómo salir.

Las horas se me hacían eternas, mi mamá seguro me ha llamado ciento de veces, pues cada que llego a casa después del trabajo le llamo para avisarle que ya llegué, siempre lo había.

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Al parecer ya llevo dos días aquí, no tengo noción del tiempo, eh tratado de ser gentil con ese hombre.

La señora que me trae la comida, ha hablado un poco más, me dijo que seguimos en la ciudad, pero que no soy la única que han secuestrado, al parecer hay más niñas, y sus planes son llevarnos fuera de la ciudad, incluso fuera del país.

Estaba acostada en la pequeña cama y se abrió la puerta, entró la señora con la bandeja de comida.

— Escucha, pasada de media noche vendré a abrir la puerta, para que puedas escapar, también la puerta principal estará abierta para que te vallas, es tu oportunidad antes de que te lleven lejos. Tienes que ser rápida, pero silenciosa.

— Está bien, gracias señora.

— Vendré más tarde.

Yo aún no pensaba cómo iba a escapar pero la señora me ayudara, tengo que lograrlo y que ese hombre no me descubra.

Pasaron las horas, yo ya estaba lista esperando la hora de poder salir de aquí, hasta que escucho como se abre el seguro de la puerta.

Caminé a la puerta con mis zapatos en mano y abrí poco a poco.

— Es hora, si algo sale mal, no me menciones por qué pueden matarme, y esta es tu única oportunidad.

— No se preocupe.

— Vete —ella se fue a su habitación supongo.

Caminé por todo el lugar, llegué a una puerta, la abrí y era la entrada principal, ya podía sentir el aire de afuera, podía sentir mi libertad.

— ¿A donde crees que vas muñeca? —me tomaron de la muñeca— Te hice una pregunta, como es que te ibas a escapar.

Me jaló otra vez a la habitación, yo gritaba para que no me llevaran, no quería estar aquí, la señora y otros hombres salieron.

— ¿Qué pasa? —dijo la señora.

— Está mocosa que intentaba escapar, aún no entiendo como abrió la puerta —dijo enojado.

— ¿Como lo hiciste niña? —dijo otro hombre.

— Yo, abrí sola. —miré a la señora.

— Prepara el avión, no puedo permitir que se vuelva a escapar.

— ¿Avión? A donde me llevarán, no por favor.

— No te dire a donde, pensaba dejarte en la Ciudad, pero no lo haré, tómalo como un castigo.

Dos hombres se fueron a preparar todo, yo estaba llorando, si me voy no volveré a ver a mis papás, mi mamá seguro está preocupada.

Esos dos hombres volvieron a la sala y dijeron que ya estaba todo listo, me llevaron hasta una bodega enorme, me di cuenta que no estábamos en mi ciudad, era como un campo desolado, un lugar donde nadie podría ayudarme si me hubiera ido.

Me subieron a la fuerza al avión aquellos dos hombres y el que me encontró que ahora se que es el jefe de la banda, subieron también y el avión comenzó a avanzar por aquella mini pista que había.

Lo único que hice fue llorar mucho, pensando en una sala persona, mi mamá.

VENDIDAWhere stories live. Discover now