Tres

8.8K 911 198
                                    


La casa olía a especias e incienso; era una estructura pequeña de la que Annabeth estaba perdidamente enamorada. Cuando ella entraba sentía como si se transportara a New Orleans, que era dónde había nacido Hazel. Su familia y ella se habían mudado cuando ella tenía 5 años por el trabajo de su padre. Luego de unos años él y su madre se divorciaron, sin embargo ellas decidieron quedarse. Él ahora está con otra mujer, pero Annabeth no podía negar que él daba todo por Hazel; en verdad la quería y se preocupaba por ella.

En la casa sobresalía el color ocre y rojo, y habían plantas y flores en toda partes. La luz de una gran ventana iluminaba la sala de estar, lo que daba un ligero aire antiguo.

Hazel se encontraba echada en el viejo sillón de su madre, comiendo fresas y cubiertas de tantas mantas que Annabeth no quería contar. Cambiaba el canal con la mano izquierda.

Al ver a sus amigas, sonrió.

Las chicas abrazaron a la morena, y ésta apagó el televisor y soltó el control.

"¿Qué hacen aquí? ¡Las voy a contagiar!" dijo la morena, preocupada por propagar su gripe. La verdad es que ella no era de las personas que se enfermaban con frecuencia o facilidad, pero cuando lo hacía, la tumbaba en cama al menos dos días.

Piper guiñó el ojo.

"Annie quería explicarte algo de Algebra para que no te atrases y yo sólo quería verte, Haz."

Escuchar eso sólo hizo que Hazel sonriera más, acentuando el único hoyuelo que poseía, en la mejilla derecha.

Mientras las chicas hablaban, sonó la puerta. Las tres chicas dieron un salto.

"¡Cariño!" Saludó la Señora Levesque. "¿Cómo te encuentras?"

Para cuando terminó la oración, había notado la presencia de Piper y Annabeth.

Ésta última dio un asentimiento en modo de saludo, mientras la chica con ojos de los colores del arcoíris agitaba la mano.

La madre de Hazel les ofreció bebidas de una fruta extraña la cual Annabeth quería investigar.

"Haz, hoy avanzamos hasta funciones..."

"¡Shh!" su amiga la calló. "No quiero hablar de eso. Mejor cuéntenme, ¿qué hubo de nuevo hoy?"

Annabeth y Piper se miraron la una a la otra, y luego a Hazel.

Piper rompió el silencio.

"Tú, lo que quieres, señorita, es saber a cerca de Zhang."

De inmediato, la cara de la morena se pintó de rojo y sus ojos brillaron.

"¡No!" soltó, casi tan rápido que no se entendió. Luego bajó la voz, por miedo a que su madre pudiera escucharle."No es eso. Quiero saberlo todo, en general."

"Ummm... Pues, Sam, el chico rubio de la clase de Algebra quiso resolver el acertijo." contó Piper.

"¿Quiso? Bueno, ¿por qué no me sorprende?" respondió Hazel. "¿Cuál fue su respuesta?"

"Un número." respondió Annabeth. "No estuvo cerca en lo absoluto." La chica rubia soltó un suspiro. "No sé por qué lo siguen intentando. Sé que nadie lo logrará, ni tampoco quiero que alguien lo haga, la verdad."

Hazel y Piper compartieron una mirada cómplice.

"En otras noticias..."soltó Piper, tratando de aligerar el ambiente. "Un chico interrumpió al Sr. Thomas en medio de la clase. Lo hubieras visto, puedo jurar que estaba rojo de furia."

Las tres chicas rieron.

"Al menos era atractivo." Continuó Piper.

"¡Hey!"Llamó Annabeth, quien estaba de acuerdo con ella en ese punto, pero jamás lo admitiría. "Tú tienes a Jason, así que calma esas hormonas."

Hazel rió cuando Annabeth lanzó una de las almohadas que decoraban el sofá a Piper.

La chica de ojos avellanas suspiró.

"Tal vez él tenga la respuesta, Annie."

Las dos chicas pararon de pelear.

Annabeth negó con la cabeza, y Piper se sentó al lado de Hazel.

"Haz tiene razón. Tal vez él sea el Indicado."

"No existe 'El Indicado', chicas, por favor." respondió la rubia. "Y no lo resolverá, lo sé. Ni siquiera está interesado. Ni yo tampoco."

La sra. Levesque entró con un jarro lleno de un líquido morado y tres vasos. Los dejó y subió a su habitación, no sin antes regalarles una sonrisa a su hija y a sus invitadas.

Hazel soltó aire y miró cómo su madre subía las escaleras. Annabeth pudo ver la preocupación en sus ojos color avellana. Piper se removió, incómoda, y abrazó a Hazel.

"¿Qué sucede, Haz?" preguntó la castaña.

"Ha estado trabajando mucho, es todo." La chica fingió una sonrisa.

La rubia sirvió las bebidas, y todas juntas brindaron.

"¡Por Percy, el futuro novio de Annabeth!" deseó Piper. Si las miradas mataran, la chica ya estuviera enterrada.

Hazel rió por sus amigas, y bebió.

"Lo interesante, Piper, es que tú supiste su nombre antes que yo."

Piper rodó los ojos.

"Todo por ti, Annie."

Hazel negó con la cabeza, interrumpiéndolas.

"Ahora sí, Annabeth. Aceptaré esas clases de Algebra."


The Code Onde as histórias ganham vida. Descobre agora