Veintinueve

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Era viernes y Percy parecía emocionado. Hoy llegaría su amigo, y se quedaría por cuatro días, por las pequeñas vacaciones que tendrían. Annabeth había estado de ignorándolo, al igual que a las llamadas de su novio, James. La culpa la invadía y no la dejaba respirar correctamente. 

No sabía si podía decirle a Piper. ¿Cómo lo tomaría ella? ¿La apoyaría? 

Y por otro lado, no podía dejar de pensar en sus labios. No sacaba de su cabeza su suavidad, o cuán lento se movían al besar. No debió continuar con eso. Debió separarse inmediatamente... Pero no pudo. Su cabeza no parecía pensar: Sólo eran ella y él. Todo lo que ella deseaba. 

Y, cuando estaba completamente sumergida en los brazos de Percy, la imagen de James volvió a su cabeza. El campo. Las flores. Las risas... Y se separó. Percy la miró con la cara de perrito que siempre ponía, sólo por un segundo, hasta que también se dio cuenta de su error. Abrió los ojos, muy abiertos, realmente abiertos. Annabeth pensó que iban a salirse de su cabeza. 

Nadie se atrevió a hablar. 

Annabeth sólo salió de la habitación, de su casa, y se alejó. Caminó, caminó y caminó, hasta que se encontró al frente de la casa de Hazel. A las 11 de la noche. Y no se atrevió a entrar, así que volvió a su casa. Vueltas y vueltas en su cama no bastaron para poder dormir. 

Cuando abrió los ojos,  el sol empezaba a salir y ella no sabía si había dormido o si sólo había cerrado los ojos por unos minutos. Con mucho esfuerzo se alistó para las clases, no pudiendo leer esas últimas 10 páginas que le restaban para terminar el libro. Salió de su casa más temprano que de costumbre, para no tener que verlo. 

Y así lo evitó toda la mañana hasta la hora del almuerzo, donde él también la evitó. 

"Mi vuelo sale en un mes y algo. Creo que haré una fiesta, de esas que destrozan las casas." decía Vania, mientras jugaba con los huevos revueltos en su plato. "Como la última, ¿Recuerdas, Percy?"

Él asintió, mientras miraba la lluvia caer por los ventanales. 

"¿Qué le pasa? Está así desde la mañana." Soltó Nico, mientras se llevaba una papa frita a la boca. 

"¿Annabeth? ¿Tú sabes algo?" Preguntó Piper. 

Annabeth asintió, sin poner atención a lo que decían. Su atención estaba fijada en lo verde que la lechuga estaba. 

Piper supo inmediatamente que algo había pasado, tal vez habían discutido por algo. Sin embargo, sabía que pasaría eventualmente. Ella había presenciado varias de sus discusiones sin sentido, y cuando dejaban de hablarse, no era por más de uno o dos días. 

Leo rompió la tensión cuando tiró un trozo de pan a Percy. Pero no fue suficiente para que la incomodidad se fuera de la mesa, así que los siguientes 15 minutos estuvieron inundados de silencio. 

...

Annabeth, responde. Estoy empezando a preocuparme.

Annabeth dejó el celular en el casillero y lo cerró cuidadosamente. No podía ni quería contestarle a James. Se sentía... sucia. 

No podía dejar de pensar en el césped y las risas, después en las sábanas azules de Percy y el olor a mar. ¿Cómo era posible que hace un año estuviese decidida a estar soltera de por vida y a adoptar a 30 gatos, y ahora esté sumergida en tanto drama? 

Es todo lo que quería evitar. El objetivo del estúpido acertijo que había creado.

No tenía ganas de ir a clases, así que se quedó en el baño. Se encerró, y alzó los pies para que no la descubrieran. 

The Code Where stories live. Discover now