Veintiséis

4.9K 469 518
                                    


¿Encontraste tu arete?

Sí.

¿Dónde estaban?

Percy. 

No recibió una respuesta. Dejó el teléfono en la mesita de noche y ató su cabello en una cola. El arete dorado aún brillaba en el lóbulo de su oreja. Decidió dejarlo en el joyero; no quería perder el único que aún conservaba... Peor aún, no podía arriesgarse a que su madre preguntará dónde estaba el otro.

Se alistó, como todas las mañanas. Tomó una ducha, se vistió, se soltó el cabello, agarró la mochila y bajó las escaleras. ¿Qué día era? ¿Martes o Jueves? Estaba totalmente perdida en el tiempo.

"Feliz lunes" dijo Matthew, en tono sarcástico, mientras entraba a la cocina con expresión somnolienta.

Rayos.

"Pensé que era jueves" contestó Annabeth.

Matthew negó con la cabeza y tomó la caja de cereales que se encontraba en la mesa de la cocina.

"¿No tienes ganas de pancakes?" preguntó Annabeth. Tenían tiempo, y la verdad es que deseaba iniciar bien la semana.

Matthew asintió tan fuerte que Annabeth pensó que su cabeza podría despegarse de su pequeño cuerpo. Unos minutos después Bobby bajó, un poco más animado con el olor de la masa friéndose en la sartén. Bobby se ofreció a calentar un poco de leche para hacer chocolate caliente.

Cuando todos habían terminado de desayunar dejaron todos los platos en el lavabo. Bobby y Matthew entraban más tarde a la escuela, por lo que Annabeth siempre era la primera en irse.

"Percy prometió venir hoy." Soltó Bobby cuando Annabeth se despedía.

"Sí, recuérdaselo, siempre es muy olvidadizo." Continuó Matthew.

"Claro, claro, pero... ¿Por qué va a venir hoy Percy?" preguntó Annabeth, recogiendo la maleta del piso de la cocina.

"¡Prometió jugar con nosotros en la nueva consola!" respondieron al unisono.

Annabeth negó con la cabeza mientras despeinaba a sus dos hermanitos y salía por la puerta principal. Al frente se encontraba Percy, que lo saludó con una sonrisa y un movimiento de manos. Cruzó la calle, para dirigirse con ella al colegio. Estaba cerca, así que la mayoría de las mañanas iban caminando juntos.

"Oye, antes de que lo olvide... O lo pierda." Percy sacó de su bolsillo un pequeño objeto brillante y lo posó en la mano de la chica rubia.

"Oh, Percy, gracias... No tienes idea de lo que significa esto para mí." Respondió, y le dio un beso en la mejilla en forma de agradecimiento.

Percy sonrió aún más, lo que hizo que el corazón de Annabeth saltara.

"Será mejor que lo guardes, así ya no lo pierdes." añadió el chico.

"Espera aquí." Annabeth sacó su mochila, con el libro de química adentro, y la posó en la acera. Guardó el arete en el bolsillo más pequeño que encontró: Nunca llevaba nada allí, así que no corría peligro de abrir el bolsillo y perder el arete de nuevo.

"¿Está pesado? Espera." Percy tomó la mochila de Annabeth. "Wow. Eres más fuerte de lo que parece."

"Recuérdalo la próxima vez que quieras robarme el último pedazo de pizza."

Percy giró los ojos.

"¿Dónde estaba?" preguntó Annabeth, luego de unos minutos de silencio.

The Code Where stories live. Discover now