Trece

7.2K 786 202
                                    


Annabeth rodó en su cama. Se encontraba cansada y un fuerte dolor invadía su cabeza. 

El sol no salía aún cuando ella apartó las sábanas y tomó las pastillas que se encontraban escondidas en el fondo del cajón de su mesita de noche. 

No iba a permitir que un dolor de cabeza la separara de su prueba de historia, pues era el veinte por ciento de su calificación semestral. Al menos era martes; uno de sus días favoritos. 

Respiró hondo y tomó todo lo que necesitaba para el día; su maleta, sus libros, un cuaderno de apuntes y un par de lápices. Hace mucho tiempo ya había aprendido a llevar sólo lo esencial, lo que era gracioso, porque aún podía ver a chicas en los pasillos que llevaban una bolsa llena de marcadores multicolor y decoraciones. Ella se conformaba con su cuaderno viejo y sus lápices sencillos. 

Era temprano, así que decidió tomarse su tiempo. Esa era su rutina últimamente, dormir tarde y levantarse temprano a causa del dolor de cabeza. Estaba acariciando la idea de ir a un oculista; probablemente sus lecturas nocturnas le estaban acarreando problemas de visión. 

Su teléfono sonó. 

Era Vania, de su clase de Historia. A Annabeth le agradaba, y siempre jugaban a que ella iba a cambiar su cabello rubio por el suyo, que era rojizo.

Anne, ¿has visto mi libro de biología? Sabes lo caro que es y mamá ya sabe que lo perdí. SOS. 

Annabeth tomó la toalla que se encontraba en su mesa de estudio y la colocó en su brazo. 

Lo tengo yo. Está en mi casillero, ¿no lo recuerdas? 

Soltó su teléfono y entró a la ducha. 

...

El sueño de Percy fue interrumpido por la alarma; el sonido de su cuerpo al tocar el suelo fue lo suficientemente fuerte para preocupar a su madre. 

Se había caído de la cama. 

Sally Jackson había entrado a la habitación para el momento en el que Percy se levantaba, perezoso, del frío suelo de cerámica. Eso había dolido. 

"¿Estás bien?" Preguntó su madre. 

Percy asintió con la cabeza, masajeando la parte trasera de su cabeza. 

"Bien. Hay huevos y tocino de desayuno. Baja en cinco minutos o me los acabaré yo." Besó la frente roja de su hijo, irritación provocada seguramente por su posición al dormir, y bajó las escaleras. 

Las persianas estaban cerradas, impidiendo el paso de la luz. Hacía frío. ¿Ya había dicho cuánto odiaba el frío? Esperaba ansiosamente el término del invierno y el florecimiento de las flores. Aunque lo hacían estornudar, valían la pena. 

Al dejar la puerta abierta, Percy podía sentir el aroma del tocino inundando la habitación. 

Será un buen día,  pensó. 

En su celular, una lucecita azul parpadeaba, signo de que tenía un mensaje sin leer. 

Hey, Percy, ya encontré mi libro. Siento las molestias. Anyway, fiesta en mi casa el sábado. Espero verte allí. XOXO. 

Era de Vania. 

Definitivamente este iba a ser un buen día. 

Ahora, la pregunta era: ¿Dónde quedaba su casa? 



The Code Where stories live. Discover now