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-¡Miami!

Lucía se despertó aquella mañana con una sonrisa en la cara. Se iba 1 mes entero a Miami con sus amigos.
Después de todo el estudio y las horas sufridas, estaba teniendo lo que merecía. Unas vacaciones a lo grande.

Tomó su maleta y bajó a desayunar.

-Mami, ¿no es la vida maravillosa?

Lucía dejó un sonoro beso sobre la mejilla de su madre.

-¿Estás bien, hija? Igual tienes fiebre.
-¡Es que me voy a Miami! ¿No te acuerdas?

Carmela se rio.

-¿Y como olvidarlo? ¡Si llevas meses diciéndolo, hija!
-¡Es que es un puto sueño, mamá!
-Lo sé, cariño. Y para mí un gusto verte así. No hay nada para una madre como ver a sus hijos e hijas felices y vosotras tres no lo podéis ser más. Me da mucha alegría, de verdad.
-Con unos padres como vosotros, ¿quién no podría serlo?

Lucía sacó un bol y se echó una buena cantidad de cereales con leche.
Se los comió rápidamente. Sabía que Claudia no tardaría mucho en llegar y que si la hacía esperar aunque fueran 5 minutos, estaría muerta.

-Hija, tranquila que te vas a ahogar.
-Claudia y Jesús llegarán en cualquier momento.
-¿Los que vinieron el año pasado de intercambio?
-¡Sí! Están aquí de vacaciones. Dicen que la última semana de vacaciones puedo viajar con ellos a Madrid e invitar a quien quiera. Jesús está independizado así que nos quedaríamos en su casa.
-Eso es maravilloso, cariño. Pues pásatelo genial.
-¿Me lo permites de veras?
-Cariño, vas a cumplir 21 y solo quiero que seas feliz y disfrutes de la vida como yo lo hice a tu edad.
-¡Eres la mejor! ¡Te quiero muchísimo!

La abrazó justo cuando sonó el claxon de un coche.

-Ya están aquí.
-¿Seguro que son ellos?
-¡LUCÍA, PUTA! ¡MUEVE EL CULO HASTA AQUI! -Gritó Claudia en español. (Cada vez que ponga cursiva estarán hablando en español)
-Sí. -Rio Lucía.
-¿Qué ha dicho?
-No quieras saberlo, créeme. A mi me gustaría no haberlo entendido.

Lucía dio un último abrazo a su madre.

-Despídeme de todos, si espero a que se despierten Claudia me matará y no es broma.
-Está bien, cielo. Haremos videollamada esta noche.
-Por supuesto.
-¡LUCÍA SUMMERS, ME LARGO SIN TÍ!
-Me voy que me mata.

Lucía corrió hacia el coche ante la atenta mirada de Carmela.

-Joder, nena. Como te haces de rogar. -La dijo Jesús cuando se dejó caer en el interior del coche.
-Mi madre y yo somos muy intensas con las despedidas. -Sonrió avergonzada.
-Okey, girl. Rumbo a Miami.
-Bueno, ahora al aeropuerto.
-Corta rollos...

***

Una vez en el aeropuerto, Claudia y Jesús permitieron que Lucía se colocara en el lado de la ventanilla dado que había viajado solo un par de veces en avión. Claudia iba en el medio y Jesús en el lado del pasillo.

-¡Chicos! ¡Han coronado a la nueva reina de Nordlichter! Es una puta diosa. Dios es que, mirad.

Claudia mostró la foto a ambos.

-Sí que es guapa. -Asintió Lucía. -Pero parece triste.
-Sí, tienes razón.
-Y hasta triste es preciosa. Dicen que este miércoles va a casarse, ojalá asistir. Estoy deseando ver al novio, todavía no han desvelado de quién se trata.
-Debe ser duro ser reina. -Comentó Lucía de repente. -No la envidio.
-¡Pues yo sí! ¡Tiene la vida hecha!
-La obligan a tener esa vida. No puede decidir ser lo que a ella la guste.
-No lo había pensado así. -Admitió Claudia sintiéndose mal de repente. -Tienes... tienes razón.

Lucía lo notó y la cogió de la mano.

-Perdón por ser tan sincera.
-No, de verdad. Me emociono con cualquier cosa y nunca pienso, gracias por abrirme los ojos siempre que lo necesito.

Se abrazaron y Jesús se unió.

-¡Estamos llegando, chicas! -Gritó emocionado.

***

-¿Este es nuestro apartamento? -Preguntó Lucía por tercera vez.
-Que siiiiiii. -Rodó los ojos Claudia.
-¿Y cómo vamos a pagarlo? Es enorme y tiene piscina privada. Seguro que es carísimo.
-Tú de eso no te preocupes, tengo dinero de sobra.
-Yo también.
-De eso nada, yo pagaré mi parte.
-Si te puedes permitir pagar 100.000 pavos... -Murmuró Claudia.
-¡¿QUÉ?!

Claudia y Jesús se rieron.

-Vamos a bañarnos antes de comer. El viajecito desde Texas me ha abierto el apetito.
-Tú siempre tienes hambre. -Se burló Lucía.
-Bla bla bla. ¡Al agua patos!

Se cambiaron a bikini y bañador.
Claudia, se sentó en las escaleras mientras que Jesús y Lucía se tiraron directamente.

-¡Qué me salpicáis, idiotas!
-¡Entra de una veeeeez! -Exclamó Lucía acercándose a ella.
-¡Ni se te ocurra, Summers! ¡Te juro que te mato!

Lucía se rio y la tomó por las piernas haciendo que Claudia chillara.

-¡NO NO NO NO!

Lucía tiró de ella y acabaron las dos bajo el agua.

-¡TE VOY A MATAR!

Lucía nadó con rapidez hasta uno de los extremos de la piscina y salió.

-¡Ven aquí!

Claudia también salió del agua por una de las escaleras y corrió tras Lucía que se escondió detrás de una amaca.

-¡Vale, perdón!
-¡Ni perdón ni hostias! ¡Te mato!

Jesús reía desde la piscina. Verlas así era demasiado divertido. Para él que estaba fuera de peligro por supuesto.

-¡Qué malas pulgas tiene tu amiga! -Le gritó Lucía al pasar corriendo y lanzarse al agua.
-No parará hasta que se vengue así que yo me dejaría ya. Mejor eso a despertarte con unas gafas pintadas con rotulador permanente. Tardaron una semana en quitárseme del todo.
-¿Qué la hiciste?
-Me lié con uno que al parecer la gustaba. En mi defensa, yo no tenía ni idea.

Lucía iba a decir algo, cuando su cabeza fue hundida bajo el agua.

-Listo, venganza realizada. Lo apuntaré en mi libreta de las venganzas.
-Das miedo, tía. -Le dijo Jesús.

Lucía tosió, al no esperarse la aguadilla, le había entrado agua por la nariz.

-El baño ha estado bien pero tengo hambre.
-¿Dónde vamos a comer?

Claudia sonrió maliciosamente.

-¡Sorpresa! Ahora lo verás. Duchaos y vestíos lo más sexy que podáis.

Vaya, vaya. ¿A dónde irán?

La reina de Nordlichter Where stories live. Discover now