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-¿Lista, hermanita?
-No lo sé.

Aida inspiró hondo.

En poco más de 1 minuto, comenzaría su coronación y no estaba preparada para ello.

-Todo saldrá bien. -La susurró Anna al notaría nerviosa, dejó un beso en su sien y volvió la vista a los y las habitantes de su pueblo. -Bienvenidos a todos y todas. -Los murmullos cesaron. -Hoy mi hija será la nueva reina de Nordlichter. Un aplauso para Aida Brooke.

-Gracias. -Aida sonrió falsamente. -Mi padre siempre ha querido que fuese la reina, me casara con un príncipe y unir reinados, tener hijos y vivir todos juntos aquí. Nunca entendí el sueño de mi padre, si soy honesta. Siempre fui diferente, me pasaba horas en la biblioteca leyendo libros de fantasía, mitología y filosofía. Y a medida que iba creciendo, nuevos intereses se fueron uniendo. Biología, zoología, etología y un gran etcétera. -Paró y miró a todos. Sus ojos encontraron a Lucía y la sonrió. -Mi padre nunca me entendió. Siempre tuvimos una buena relación porque miraba hacia otro lado cuando me preguntaba donde había estado todo el día y yo le respondía que cumpliendo con mis deberes de princesa. Aroa siempre decía lo mismo y padre siempre la sonreía orgulloso, yo quería esa sonrisa pero él solo asentía y lo dejaba estar. -Una lágrima rodó por su mejilla. -Los últimos acontecimientos cambiaron la forma de pensar de mi padre. Alejandro Montgomery fue una pesadilla y jamás estaré feliz con que aquel hombre apareciese en nuestras vidas pero, debo admitir que, gracias a él ocurrieron dos cosas maravillosas. Conocí al amor de mi vida. -Todos se volvieron hacia Lucía que se puso como un tomate. -Y mi padre comenzó a entenderme, por vez primera. Claro está que... después Alejandro Montgomery lo asesinó y no pudimos gozar demasiado de nuestra nueva relación y por ello espero que se pudra en la cárcel. -Apretó los puños y trató de relajarse antes de continuar. -Peter fue un hombre increíble y sé que si estuviera aquí, ya no ansiaría tanto que aceptara la corona. Mi felicidad estaría por encima de ello. -Miró hacia arriba. -Gracias, padre.

Se acercó a Aroa con una sonrisa de oreja a oreja y la obligó a caminar hacia el trono.

-¿Qué... qué haces?
-Confía en mí.

Aida dejó a Aroa sentada sobre el trono y la quitó la corona de las manos con suavidad.

-Esto. -Levantó la corona para que todos pudieran verla. -No me pertenece. -La gente soltó una exclamación ahogada. -Esto. -Se volvió hacia Aroa. -Le pertenece a mi hermana. Aroa Brooke es la verdadera reina de Nordlichter y no yo.

Volvió junto a Aroa que seguía perpleja.

-Así que, Aroa Brooke. -La tomó de la mano. -¿Aceptas la corona?

Los ojos de Aroa se llenaron de lágrimas.

-¿Lo dices en serio?

Aida asintió y Aroa se levantó para abrazarla con fuerza.

Cuando se separaron, Aida la miró esperando la respuesta que ya todos sabían que Aroa daría.

-¡Sí! -Exclamó con una sonrisa.

Aida colocó la corona sobre la cabeza de Aroa y todo el mundo aplaudió y vitoreó a las hermanas Brooke.

-¡Larga vida a la reina Aroa Brooke! -Gritó Aida.
-¡Larga vida a la reina Aroa Brooke!

                              ***

-No puedo creerlo. ¡Soy la reina de Nordlichter!
-Siempre debiste ser la única que optara al trono pero estaba tan consumida por el dolor de la pérdida de padre que no supe verlo.
-Lo importante es que lo has visto a tiempo. Más que nada porque no habrías podido ser feliz, hermanita.
-Tienes razón.
-Bueno, ¿y ahora qué?
-¿Cómo qué y ahora qué? ¡Eres la reina, Aroa!

Aroa se rio.

-Hablo de tí, tonta.
-Ah... Yo aún no lo sé, tengo que pensarlo.
-Y hablarás con Lucía.
-Lucía desapareció cuando te coroné reina, Aroa.
-¿Y? Simplemente se sintió coibida. Debes hablar con ella.

Aida suspiró.

-Supongo que tienes razón. También tengo que hablarle de otra cosa de todas formas.
-Pues ve.
-¿Ahora? ¿Y tu fiesta?
-Me estás jodiendo, ¿verdad?
-¡Aroa! Ahora eres la reina, no puedes hablar así. Y menos delante de tu pueblo, so bruta.
-Lar-go.
-Bueno, vale. Pero volveré.
-Eso espero, necesito el chisme completo.

Aida le dio un empujón suave haciéndose la molesta.

-Anda, disfruta de tu fiesta.

Dejó un beso en la mejilla de su hermana y se dirigió a las escaleras que llevaban a las habitaciones principales.

Inspiró hondo antes de llamar a la puerta de la habitación de Lucía.

Esperó y nada.

-Lu, soy yo. Necesito que me abras por favor. Tenemos que hablar.

La puerta se abrió y Aida entró.

-Hola.
-No me avisaste antes de soltar la bomba.
-Estás enfadada.
-¿Y tú no lo estarías?

Aida asintió.

-Supongo que sí. Lo siento.

Lucía suspiró.

-No puedo estar enfadada contigo igualmente...
-Si te sirve de consuelo, no estuve segura hasta el último momento. Casi acepto la corona pero mirarte desde ahí arriba... me diste las fuerzas que necesitaba, Lu.

Lucía se acercó a ella con una sonrisa.

-¿En serio?
-¡Pues claro, boba!
-Te quiero tanto.

Unieron sus labios en un beso corto.

-Yo también te quiero. -La apartó un poco. -Pero antes de nada, tenemos que hablar de otra cosa.
-¿Qué?
-Los mensajes.
-Cierto. ¿Alguna idea?
-Sí. Y no sé si vas a querer pegarme cuando te diga de quien sospecho.

Lucía frunció el ceño.

-Desembucha.
-Lia.
-Aidi...
-No son mis celos, ¿vale? Solo piénsalo por un segundo.
-Es mi amiga, ella...
-La gustas mucho. A parte de Alejandro Montgomery, que está en la cárcel, es la única que quiere separarnos.
-Y yo que creía que ya íbamos a estar bien y que no íbamos a pelearnos más.
-Olvídalo, creía que podrías entenderme...
-Lia es mi amiga, Aida. Solo eso.
-Para ti puede, ella te quiere de otra forma.
-¿Y?
-Bien, déjalo. No sé ni por qué lo he intentado. -Caminó hacia la puerta.
-No vamos a poder seguir juntas como esto continúe por este camino. Lo sabes, ¿verdad?
-Eres tú la que siempre ataca por el mismo lado...
-Bien. Voy a volver a la fiesta de mi hermana, disfruta de tu noche a solas aunque bueno, siempre puedes invitar a Lia si te sientes demasiado... sola.
Cerró la puerta con un portazo.

¡Nuevo capitulito!
¿Qué opinais?
Solo avisaros de que ya no queda demasiado de esta historia.

La reina de Nordlichter Where stories live. Discover now