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-Tengo una sorpresa. -Lucía se sentó junto a Aida en la cama. -Creo que ha llegado el momento.
-¿El momento?

Lucía asintió.

-Sí, el momento.
-¿De qué?
-Las cosas había que hacerlas bien, alteza.

Aida frunció el ceño y se cruzó de brazos.

-¿Vas a seguir hablando o me vas a decir de una vez de qué hablas?
-Impaciente...
-Pues sí, y ya sabes que no me gustan las sorpresas.
-Tontaaaaa. -Suspirando, Lucía sacó lo que tenía detrás de la espalda. -Aida Brooke Summers, ¿quieres ir a Nordlichter conmigo y nuestros amigos los tarados?
-¿Como que Aida Brooke Summers?
-Claroooo. Somos como hermanas, ¿no?

Aida la dio con la mano en la cara.

-Uy, sí. Igualita que Aroa. Tal para cual.

Lucía comenzó a reírse.

-Pero entonces, ¿quieres ir o no?
-Sí. A que conozcas a tu otra hermana.
Le sacó la lengua y le arrebató los pasajes de la mano.
-Estoy deseándolo.
-Apuesto a que sí. ¿Para cuándo son? -Miró la fecha. -¡¿PARA MAÑANA?!

Se abalanzó sobre Lucía.

-Te amo te amo te amo te amo te amo.
El corazón de Lucía se saltó un latido.
-Lo sé.
-¡Vamos a celebrarlo!

Aida fue a levantarse de la cama pero Lucía la cogió de la mano.

-Alteza, espera. Antes tienes que prometer algo, si no te juro que quemo los pasajes ahora mismo.

Aida escondió los pasajes detrás de ella.

-Ni de coña, puta.
-Pasas demasiado tiempo con Clau... Bueno, ahora en serio. Tienes que prometerlo.
-¿Por la punta que le falta a tu dedo meñique?
-¡Aida! He dicho que ahora en seriooooo.
-Perdooooooon. Venga, dime.
-No vas a cometer una locura, Aidi. Vas a ceñirte al plan como todos.
-Pero...
-Por favor.

Aida suspiró.

-Te lo prometo.

Lucía dio un pequeño grito de emoción y la abrazó.
Pero lo que no sabía, era que cuando Aida se lo había prometido, había cruzado los dedos. Si sacrificarse significaba salvar a su familia y amigos, lo haría indudablemente.

                                       ***

-¡Vamos a Nordlichter! -Canturreaba Aida mientras cogía sus pocas pertenencias. -¡Todos juntos a Nordlichter!
-¿Siempre es así de loca? -Preguntó Carla.
-Y tanto. -Lucía no apartaba los ojos de Aida. Amaba verla así de feliz. -Pero me alegra, cuando llegó... -Soltó un pequeño suspiro.
-Supongo que la vida de una reina no debe ser fácil.
-No, no lo es. Pero si encima tienes a un hijo de puta que quiere casarse contigo para apoderarse de tu reino y asesinar a tu familia...

Aida se acercó a ellas.

-¿De qué habláis?
-Nada. -Respondieron rápido al unísono.
-Ya ya. En fin, ¿salimos ya?
-Sí, cariño.
-¿Cómo me has llamado?
-Cariño.

Carla las miraba enternecida. Eran demasiado monas.

-Repítelo.
-Aida...
-Una última vez, porfi.
-Sí, cariño.
-¡Aaaaah!

Aida la abrazó y se colgó de ella como una koala.

Lucía salió por la puerta tratando de sujetar sus cosas, las de Aida y a la propia Aida.

-Pero suelta a la muchacha. -Claudia se acercó para apartarla. -La vas a matar.
-¡Eeeeh! -Aida trató de empujarla lejos.
-Ya vale, niñas. Ya tengo suficiente como para que encima os peleéis.
-Ya me bajooooo.
-No lo decía por... -Aida se separó con los brazos cruzados y un puchero. -...eso. Ven aquí, anda.
-No no, ya no quero. -Pusó voz de niña pequeña.

Se acercó al taxi y colocó su bolsa en el maletero.

-¿Cómo nos organizamos? -Carla señaló ambos taxis, que esperaban pacientemente. -¿Quién va en cada coche?
-Aida y yo en uno y vosotros en el otro.
-Conveniente, ¿no, Lucía? -Se burló Carla.
-No, a ver...
-Si aguantas a la minion 1 hora entera, no tengo problema. -Sonrió Claudia.
-Oye, puta. ¡¿A quién llamas tú minion?!

Lucía la sujetó por la cintura antes de que llegara hasta la rubia.

-Vamos, cariño.

Aida paró al instante y dejó un beso en la mejilla de Lucía. La sujetó de la mano y caminaron juntas al taxi.
Jesús, Claudia y Carla intercambiaron una mirada.

-Estás se gustan, os lo digo yo. -Carla se dejó caer en el asiento del lado derecho.
-El problema está en si podrán acabar juntas... -Claudia suspiró. -No quiero sonar pesimista pero... lo tienen muy difícil. Y no quiero que sufra ninguna, pero especialmente Lucía.
-¿Y qué hacemos?
-No lo sé, Carla. No lo sé.

                                          ***

-Aidi. -Lucía la meció suavemente. -Alteza, vamos a aterrizar.
-¿Eh?

Aida abrió los ojos y la miró con sueño.

-Estamos a punto de aterrizar. -Aida vio que tenía colocado el cinturón de seguridad. -Por si no conseguía despertarte, tienes el sueño profundo.
-Ay madre, ¡si es que te quiero tanto!

Lucía soltó una risita nerviosa.

-No es para tanto, alteza. Solo estoy cuidándote.
-Pues eso. -Aida la sonrió. -¿Y qué vamos a hacer ahora?
—Obviamente ir a algún hotel.
-Lu, aquí todo el mundo me conoce... no va a ser tan fácil como en Miami.
-Pero si estás castaña. ¡Y llevas sudadera! ¿Dónde se ha visto a la reina de Nordlichter con sudadera?
-Eres bobísima.

Pero Aida tenía mucha razón.
Los habitantes de Nordlichter estaban informados de la situación por parte de la propia familia real. Los Montgomery les habían convencido para que hicieran un comunicado a pesar de que los Brooke habían querido mantenerlo en secreto.

-Estoy ahí. -Aida señaló un cartel enorme nada más salir del aeropuerto. -Ay dios mío, Lucía.
-Tranquila, Aidi. Todo va a salir b...

-¡EH! ¡¿ESA NO ES LA REINA?!

-¡Corre!

Lucía la tomó de la mano y echaron a correr seguidas por Carla, Claudia y Jesús que formaron una barrera entre ellas y los habitantes que las perseguían.

-¡¿A dónde vamos?! ¡¿A un taxi?!
-¡¿Y si me reconocen también?! -Aida negó. -¡Idos! ¡Yo me esconderé y quedamos mañana en palacio! ¡A las puertas!
-¡Buen intento pero no pienso dejarte sola!
-¡No tienes elección, Lu! ¡Es lo mejor y lo sabes!
-¡Me lo prometiste!
-¡Podéis parar, ya no nos siguen! -Claudia las sujetó por el brazo para que detuvieran la carrera.

Aida y Lucía trataron de recuperar el aliento.

-No puedes hacer eso, Aida. No puedes largarte y ya está. Quedamos en otra cosa.
-Lucía, ya nos ha reconocido gente. ¿Crees que no se lo han dicho ya a Alex Montgomery? Juntos llamamos demasiado la atención.
-Bien, pues tú y yo y ellos tres.
-¡De eso nada! -Claudia se acercó. -Lucía, tú eres la de los planes maestros y estando con Aida, te pones mucho en peligro. Sin ofender, Aida.
-No, tienes razón.
-Lo mejor es que yo vaya con ella y Carla, Jesús y tú por otro lado.
-Con ese rubio llamas demasiado la atención, Clau. Debo ser yo, no discutamos más.
-O podría ser yo. -Intervino Carla. -No tengo a nadie que me espere en casa, el peligro no me asusta.
-No, Carla. -Aida negó. -Nadie va a venir conmigo.
-¡Eres una puta cabezona y una mentirosa!
-Lu...
-¡No! ¡Voy a ir contigo y vas a callarte!

Todos se quedaron en silencio y miraron sorprendidos a Lucía.

-Y vosotros, vais a ir a esta dirección. Mañana quedamos en las puertas de palacio. -Les tendió el papel. -Espero que todos podamos estar allí...

Esperemos que el plan funcione y nadie salga herido. ¿Seré mala o no? 😋.
No voy a prometer otra actualización hoy porque últimamente no tengo tanto tiempo como me gustaría pero realmente espero poder.

La reina de Nordlichter Where stories live. Discover now