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-Aida no está.

En cuanto Lucía escuchó aquellas palabras, saltó fuera de la cama.

-¿Qué?
-No... no la encuentro.
-¿Has mirado bien?
-En todo el apartamento, en el bar de abajo, en el local donde la conocimos,... no está.

Lucía salió corriendo fuera del apartamento.

-¡No puedes salir en pijama!

Pero no la importó.

Lo único que quería era encontrar a Aida.

La reina de Nordlichter había tenido toda la paciencia que había podido pero esta se había acabado.
Lucía sabía perfectamente dónde la encontraría.

-Al aeropuerto. -Le dijo al taxista en cuanto se metió en la parte trasera del coche. -Lo más rápido que pueda.

El taxista aceleró y en menos de 45 minutos se encontraban frente al aeropuerto.

-Gra... gracias.

Lucía le pagó y corrió al interior.

Durante el viaje había mirado vuelos a Nordlichter. No había encontrado ninguno antes de las 11 de la noche así que Aida tenía que estar allí esperando sí o sí.

Fue directamente hacia el control.
-¡Aida! -Gritó en cuanto lo atravesó.
La gente la miraba pero a ella no le importó.

-¿Habéis visto a una chica media cabeza más baja que yo? Castaña de ojos verdes. -Se acercó a una pareja de señores que la miraron con desconfianza y solo negaron.

-Joder. -Gruñó.

Entonces escuchó una risa. Una risa que le era muuuuy conocida.
Dio media vuelta y se la encontró hablando con una morena de pelo largo.
Sintió algo que no sabría explicar.

No se lo pensó dos veces y caminó hacia ellas.

-¡Aida, joder!. Menos mal que te encuentro. ¡¿Por qué te has ido?!
-Lu... Lucía... -Aida la miró sorprendida. -No me grites, estamos en mitad del aeropuerto.
-¡¿Qué no te g...?!

Aida la tapó la boca con la mano.

-Shhhhhh.

Lucía se apartó de ella.

-¿Tú eres? -Miró a la morena con los ojos entrecerrados.
-Carla. ¿Y tú?
-¿Y de qué conoces a Aidi, Carla?
-De ahora. -Respondió Aida rodando los ojos. -Nos hemos conocido en el control y hemos hecho buenas migas.
-¿Acaso hablaba contigo?

Aida se alejó de ella con una expresión seria. Lo que había dicho la había hecho daño.

-Yo soy Lucía, su amiga desde... hace unos días.
-¿Amiga?
Carla sonrió.
-Sí, ¿por qué sonríes así?
-Bueno, cuando has llegado ha parecido que me querías partir la cara solo por estar hablando con ella.
-Eso... eso no es verdad.
-Ya ya.

Lucía sintió las mejillas calientes.

-¿Podemos hablar un segundo?
Cogió a Aida del brazo y está intentó soltarse.
-¿Ahora quieres?
-Aida...
-Déjame en paz.

Pero Lucía no la soltó, la arrastró hasta haberse alejado un poco de Carla.

-¿Se puede saber por qué coño te has largado sin decir nada?
-Esta es mi historia, Lucía. Llevo esperando 1 semana y ya no puedo más.
-Pues habérmelo dicho.
-Ayer lo intenté.
-Joder, Aida. No puedes ir sola.
-Sí, sí puedo y lo haré.

Intentó alejarse pero Lucía la tomó de la mano.

-No. Esto lo íbamos a hacer todos juntos.
-Y cuando, ¿eh?¿No entiendes que no aguanto más? ¡Que mis padres y hermana podrían estar muertos, joder!
-¿Y qué arreglarás tú yendo allí? No puedes hacer nada y menos sola.

Los ojos de Aida se llenaron de lágrimas.

-¡Eres una hija de puta, Lucía Summers! ¡¿Cómo puedes decirme esto?!
-No llores, por favor.
-¡¿Qué no llore?!
-Mírame. -La tomó de la cara para que sus ojos chocaran con los de ella. -Si de verdad no puedes aguantar más, ahora mismo me compro un pasaje y nos vamos juntas para allá.
-Pero, Lucía...
-O juntas o te juro que te llevo arrastras de vuelta al apartamento y te ato a la cama. No pienso permitir que vivas condenada.
-Soy la reina, mi trabajo es proteger mi reino.
-Lo era desde el principio y huiste porque sabías que no podrías sola. Acudiste a mí porque sabías que no podrías sola. -Lucía la sujetó más fuerte de la mano al ver el gesto ofendido de Aida. -Y me parece que tomaste la mejor decisión posible, créeme.
-Déjalo, Lucía. En ese momento tomé una decisión precipitada. Pienso irme y no me vas a hacer cambiar de opinión.
-Bien.

Lucía se agachó y se la colocó sobre el hombro.
Carla comenzó a reírse.

-Amigas, ¿eh?
-Sí, y como buena amiga que soy intento que no se mate a sí misma.
-Eso está bien, ¿puedo unirme?
-¿No te ibas de viaje?
-Sí, pero puedo cancelarlo. La verdad que me iba a casa, sola. Si no os importa que me quede, creo que esto será más divertido.
-Yo quiero volver a Nordlichter. -Intervino Aida. -Pero no me dejan.
-¿Nordlichter? ¿De ahí no es de donde ha desaparecido la...?

Los ojos de Carla se abrieron al máximo.

-¡¿TÚ ERES...?!
-No lo digas, por favor. Si me descubren estoy perdida.
-Pero...
-Por favor.
-Está bien.
-Lucía Summers, ¡bájame de una vez!

Lucía negó.

-Ni de broma, colegui.
-No puedes llevarme así.
-Que no dice.

Y caminó con ella al hombro hasta subirse a un taxi.

                                           ***

En cuanto entraron por la puerta del apartamento, Claudia y Jesús se abalanzaron sobre ellas.

-¡ESTÁBAMOS MUY PREOCUPADOS!
-Lo... lo siento. -Aida bajó la mirada avergonzada.
-¡¿QUÉ LO SIENTES?! ¡Aida Brooke, yo te mato! ¡Creíamos que no volveríamos a verte, hija de puta!
-¿Qué ha dicho? -Preguntó Carla confundida.
-Que me va a matar por largarme. -Respondió Aida tratando de que Claudia la soltara. -¡Me estás ahogandoooo!
-Cállate, puta. -La abrazó más fuerte. -¿Y tú quien eres?
-Carla. He conocido a estas chicas en el aeropuerto.
-Ujum. Pues más te vale no meterte en su relación.
-¡Clau! Lucía y yo no tenemos ninguna relación. -Trató de empujarla para que dejara de espachurrarla. -¡Y que alguien me quite a esta tía de una vez!

En seguida, Lucía acudió en su ayuda y arrastró a Claudia al otro extremo del salón.

-Está loca, tú ni caso. -Le decía Aida a Carla cuando Lucía volvía a ponerse junto a ella. -Lu y yo somos súperamigas. Además, a mí me tocará casarme con quien digan mis padres... así es la vida de una reina.
-Una vida que tú no quieres. -La recordó Lucía.
-Ya. Pero que me ha tocado aún así y no puedo abandonar a mi familia.
-Por tu familia te condenas, que bonito. -Ironizó.
-No voy a discutir otra vez contigo, Lucía. ¿Quieres entenderme? Genial. ¿Que no? Tú puto problema. Voy a dormir, anoche dormí muy poco.

Y dicho esto, se alejó.

Lucía no dejó de mirarla hasta que desapareció de su campo visual.
Y es que, Aida no entendía que se enfadaba porque la quería muchísimo y no quería que sufriera más.

Bueno, pues dejo esto por aquí.
Lamento muchísimo no haber subido nada ayer, estuve muy ocupada. Hoy si puedo subo otro (no prometo nada).
Muchas gracias por estar leyendo mi historia 🥰.

La reina de Nordlichter Where stories live. Discover now