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"¿____? ¿Wo ist meine schätzen?" (¿Dónde está mi pequeño tesoro?)
La voz de König resuena con un tono cantarín cuando se oye cerrarse la puerta principal. Acababa de salir a tomar una copa con sus compañeros de escuadrón; más de unas cuantas copas, por lo que parece. Tendía a recurrir a su lengua materna cuando le entraba un poco de licor en el organismo, pero a lo largo de los años has aprendido lo suficiente como para que no sea un problema. Dejas el libro que has estado leyendo en la mesa auxiliar a tu lado, estirando las extremidades mientras haces lo mejor que puedes para hacerle saber dónde estás con un tenso "aquí". Se oye el ruido de las botas pesadas que caen al suelo y los golpes más suaves de König abriéndose camino desde la entrada a la sala de estar.
"¿La pasaste bien esta noche?" preguntas cuando ves a König aparecer a la vuelta de la esquina. Él asiente, sin detenerse ni por un momento mientras se dirige al sofá, dejándose caer sobre él a tu lado, su hombro hundiéndose en el respaldo del sofá mientras su cabeza cae sobre la curva del respaldo.
"Fue agradable", dice, frotándose los ojos con las palmas de las manos. "Tomé un poco más de lo que planeaba".
Te ríes mientras te vuelves hacia él y te acercas más. No necesitaba decírtelo para saberlo.
"Claramente. ¿Quieres irte a la cama? Pareces bastante cansado". König básicamente ronronea mientras le rascas suavemente el pecho con las uñas. Cierra los ojos por un momento, disfrutando la sensación, pero luego comienza a moverse. Él extiende sus brazos hacia ti y coloca sus manos a tus costados, levantándote fácilmente de tu posición y tirando de ti hacia su regazo. Lo ayudas, colocando una de tus piernas sobre la de él, sentándote a horcajadas en su regazo. König no pierde el tiempo y deja que sus manos recorran tus costados, apretándote suavemente y acercándote a él. Sus ojos entrecerrados se clavaron en los tuyos, somnolientos pero con un toque de picardía.
