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Has dejado de contar los días desde que te capturaron.
Hay una oscuridad que no se parece a nada que hayas experimentado aquí, a la sombra de la jungla. La aldea remota y abandonada en la que te encuentras no es más que una especificación insignificante en el mapa, que apenas vale la pena mencionar. Es perfecto para esconderse después de tu fallida auto extracción de tu misión encubierta hacia un cartel local. Con tu tapadera descubierta, intentaste escapar, y apenas lograste activar tu baliza de socorro de emergencia antes de que te ganaras una bala en el muslo. Tropezando, la herida había sido lo único que te impedía la libertad.
Ahora, aquí, atrapado en el sótano polvoriento y sin ventanas del cartel local, te encuentras incapaz de seguir la noción del tiempo. La comida que te dan tus captores parece llegar a intervalos irregulares, lo que oscurece aún más cualquier intento de saber cuánto tiempo llevas aquí.
Por qué no te han matado está más allá de ti. Según todos los indicios, deberías estar muerto. Eres una amenaza que se mantiene viva, con la mínima posibilidad de que tus compañeros vaqueros te encuentren. Los motivos de tus captores siguen siendo un misterio, y es la falta de conocimiento lo que es peor que la espera de cuándo te sacarán de esta prisión hacia tu destino inminente.
Aquí, en la oscuridad sucia y húmeda, sin tratamiento médico, su herida tardó poco en pudrirse. Lo que había sido un dolor agudo y penetrante se había convertido en un dolor horrible y podrido que se apodera de toda la pierna. Habita en tus músculos cansados, débiles por la falta de comida y agua, hace que tu cabeza palpite con una infección viscosa.
