La ilusión del engaño

CAPÍTULO 1

Primer capítulo. Muchísimos nervios y ganas de que lo lean.
Gracias por estar acá.
Nos vemos a la próxima, pequeños demonios.

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Aleene

Aprendí a enmascararme hace tiempo.

Ya ni siquiera me cuesta controlar mis expresiones faciales. Fingir es un arte que perfeccioné con los años. Armé una personalidad nueva, como completar una ficha de aptitudes.

La vida es más fácil cuando le agradas a las personas.

Y yo quería que mi vida fuera más sencilla de lo que había sido.

—Señorita Murphy —me llamó el profesor Adams—. ¿Le importaría responder la pregunta?

—La crónica tiene el objetivo de presentar la novedad. Si ya fue contado, no tiene valor. El valor de la crónica viene cuando se logra atrapar un detalle que nadie más ha notado. No puedes pretender contar algo que ya es público, porque a nadie le interesaría. Es necesario dirigir la atención a aquello que la gente ignora para poder escribir una crónica que sea rentable e innovadora.

El profesor se cruzó de brazos y se quedó mirándome durante unos instantes.

Está claro que creía que no estaba prestando atención. Pero que esté haciendo garabatos en mi hoja no quiere decir que no pueda hacer dos cosas al mismo tiempo.

—Una respuesta correcta por fin dentro de esta clase —dijo mirando hacia las cuarenta personas que estaban dentro del salón—. Tienen dos semanas para traerme una crónica con las características que la señorita Murphy acaba de nombrar. El tema es libre, pueden hablar sobre lo que quieran. Así que no quiero excusas. Pueden retirarse.

Cierro mis cuadernos y suspiro.

—Sabes que te odio, ¿verdad? —se indignó Janet White, mi mejor amiga.

—Claro, me odias hasta que debas pedirme ayuda dentro de una semana y media para la crónica que tenemos que entregar —digo divertida.

El salón de clases comienza a vaciarse rápidamente, mientras nosotras guardamos nuestras cosas.

—Aún sigue sorprendiéndome lo bien que me conoces —me sonríe—. ¿Cómo es que puedes responder todas las preguntas si estás dibujando?

—Se llama leer el material antes de venir a la clase, deberías intentarlo alguna vez. No es que yo sea una alienígena o algo parecido.

—Prefiero hacer algo más divertido con mi tiempo antes que ponerme a leer definiciones aburridas.

—¿Estás segura que elegiste bien la carrera?

—Señorita Murphy, ¿puedo hablar con usted un segundo? —nos interrumpe el profesor.

—Te espero afuera, cariño. Suerte.

Janet toma sus cosas y escapa por la puerta.

—¿Qué necesitaba, profesor?

—No hace falta que te diga que eres una de las mejores alumnas de esta clase, sino la mejor. Verás, me comentaron que hay un concurso de escritura que podría interesarte. Creo que deberías participar, mereces que la gente te lea.

Me quedé en blanco por un segundo. Escuchandolo.

—Gracias por el comentario, pero yo no escribo. Quiero ser periodista, no escritora creativa.