CAPÍTULO 16

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Aleene

En cuanto me encerré en el baño pude volver a respirar con normalidad. Aún no sabía cómo había conseguido resistirme. Me apoyé contra la puerta y cerré los ojos, podía sentir mis mejillas calientes.

Joder, ¿qué mierda está haciendo conmigo? Yo no me comporto así.

Fingí que nada había pasado y me metí a la ducha en cuanto escuché la puerta de mi habitación cerrarse. Una vez que terminé me preparé mentalmente para la clase del día siguiente y me despedí del domingo como cualquier persona normal. Viendo una serie con las sábanas hasta el cuello.

Cuando desperté al día siguiente me prometí que no le dirigiría la palabra al estúpido frances encantador y que ya no me afectaría de la manera en la que lo hace.

Bueno... puede ser que cuando llegué al salón y no lo vi me haya preguntado si le había pasado algo. Pero nada más.

¿Por qué no estaba en clase? ¿Y si estaba enfadado conmigo? ¡No tenía razones! ¿Tal vez fui muy dura? ¡No! ¿Qué es lo que me pasa?

Negué con la cabeza luego de darme una cachetada mental y volví a mi eje.

Pensé también que mi madre me seguía insistiendo para que vaya a visitarla, no tengo ni idea que bicho le picó, pero tengo que pedirle a Tristan mi parte del trato pronto.

En cuanto la clase terminó junté mis cosas y salí del salón en modo automático.

—¡Aleene! ¿Estás bien?

Me volteé para encontrarme con Janet.

—Hola... sí, ¿por qué no lo estaría?

—Te conozco, cariño. ¿Qué ocurrió el fin de semana? Apenas hablamos.

Por algún motivo, no podía contarle que me había quedado dormida con Tristan... no lo sé, solo que algo dentro de mí me dice que no lo haga.

—Sí, lo sé. Lo siento. Es que he estado ocupada con el consejo y estudiando para los exámenes... ya sabes.

—No tenemos exámenes hasta dentro de un mes.

—Claro, sabes que siempre empiezo lo antes posible.

Al final Tristan tiene razón, eres una mentirosa.

Tragué duro ante el pensamiento. Janet me conoce desde hace años, quizás puede descifrar cuando miento. Pero yo llevo años perfeccionándome en esto.

—De acuerdo... ¿y Tristan?

—¿Tristan? —la miré como sorprendida—. No lo sé, ¿por qué me preguntas a mí?

—Pues, fue a buscarnos a la fiesta y, como yo no estaba tan borracha como tú, pude ver como se comportaba contigo.

Solté una risita.

—¿Cómo se comportaba?

—Protector, se aseguró que llegaras a tu habitación sana y salva, te cargó para que no tuvieras que caminar y amenazó a cualquiera que te estuviera tomando fotos. Por eso nadie subió nada al internet. Él te trató con mucha delicadeza... no tenía idea de que podía verse así.

—¿Me tomaron fotos?

—Unas pocas personas, yo intenté que se detuvieran pero a mí me ignoraron. Con Tristan fue distinto, cuando quiere da miedo, luego de que él hiciera su trabajo yo misma me encargué de que las hubiesen eliminado todas.

Me subió la bilis por la garganta. ¿Cómo es posible que el ser humano se aproveché así de otro en un momento de vulnerabilidad extrema?

—Gracias por eso. Eres la mejor.

La ilusión del engañoWhere stories live. Discover now