CAPÍTULO 9

143 17 2
                                    

¡Buenas buenas! ¡Feliz año para todos!

Lamento mucho tardar tanto para este capítulo. En mi defensa, sufrió varios cambios ya que, bueno... los dejo que lo lean.

¡Muchísimas gracias por estar acá!

Espero que disfruten.

Nos vemos a la próxima, pequeños demonios.

Zoe P.

....................

Tristan

Tengo que alejarme de ella. 

Esa había sido mi decisión luego de salir de su habitación, Aleene me generaba muchas cosas que nacían sin razón aparente. Que solo bullían dentro de mí cuando ella estaba cerca. Y era algo que no podía controlar, por más de que lo intentara con todas mis fuerzas. 

Siempre supe controlar muy bien mis emociones, soy una persona calculadora y pensante. Pero con ella pierdo cualquier tipo de autocontrol, solo digo lo que se me pasa por la cabeza, solo me acerco porque mi cuerpo quiere hacerlo y el suyo me llama desesperadamente. Y tengo la leve sospecha de que a ella le pasa exactamente lo mismo. 

Por eso debo alejarme de ella. 

Cortar lo que sea que está ocurriendo de raíz. 

Que iluso el francés encantador, ¿no? Como si yo fuera a permitir que algo así pasara.

¿Qué…?

Shhhh, prosigue. 

Ashton iba a venir personalmente porque tenía la leve sospecha de que le había estado mintiendo. Cosa que era completamente… verdad, claro. Pero tenía un buen motivo: había hecho que me transfieran porque la situación en mi país estaba muy jodida. Con todo lo de mi padre, ni siquiera podía salir a la calle, luego me fui a Londres, y también me encontraron allí. Me hacen demasiadas preguntas debido a mi posición social y yo lo único que quiero es desaparecer. Lo que hizo mi padre solo le corresponde a él, y a mí se me pone en la misma bolsa. Ashton lo sabe, pero me ha pedido explicaciones, y una tan… sentimental como la que acabo de decir no le vale, así que me he inventado otra. 

Que… no pienso decirte, al menos por ahora. 

Lo peor de todo es que va a venir la semana entrante, y debo comenzar a pensar en un plan, rápido. 

Conseguí mantenerme alejado de Aleene durante seis días, aunque eso no había impedido que no pudiera dejar de pensar en ella. 

¿Qué tiene que me despierta tanta curiosidad? 

—¿Nos vemos luego? —me preguntó la mujer a mi lado, estaba desnuda, usando mi cama. Era hora de que se vaya. 

Sabía que se llamaba Johana, puede que no me interesara ella para nada, pero había que tener el mínimo de respeto en recordar su nombre.

—No lo creo, muñeca, tengo cosas que hacer. Apreciaría que te vistas y te vayas —fui directo. 

Creo que eso es mejor que generarle falsas esperanzas, le dicen responsabilidad afectiva. 

—¿Entonces mañana?

—No quiero sonar como el típico el imbécil, pero si te soy sincero, no me interesa salir con nadie por el momento, solo nos acostamos. Creí que había quedado claro cuando me buscaste. 

Un poco duro, tal vez. Pero hay que dejar las cosas claras. 

La verdad duele. 

Se vistió enfadada y desapareció por la puerta minutos después. 

La ilusión del engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora