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Miro por la ventana del auto entretenida, tarareando la música que suena en la radio sin reconocerla del todo, hablando de todo y nada con papá mientras él canta la canción como si la hubiese escuchado un millón de veces, así que me río por eso.

Llegamos a su casa, nuestra casa. La casa es de una planta, toda de ladrillo rojo, hermosa, diría yo que también acogedora a pesar de ya no estar mamá con nosotros, con acabados elegantes y sencillos. Aferrada a el brazo de papá cruzamos el jardín enorme, para ingresar por la puerta lateral de la casa. Papá dijo que Claire nos esperaría en la cocina.

Trato de mantenerme calmada y de no jugar con mis dedos con cada segundo que pasa, ingresamos a la casa y todo se siente como siempre; familiar pero con el mismo vacío, con el mismo hueco en mi pecho cada vez que veo alguna fotografía, cada vez que hablan de mamá o la recuerdan con calidez, cosa que yo no puedo hacer por la culpa aplastante.

—¡May! —la dulce voz de mi hermana me arrullo al entrar.

—¡Claire! —susurré caminando más rápido.

—¿Por qué siento que no te he visto en mucho tiempo? —balbuceó lagrimeando, ella siente con intensidad. Alejo mi cara de la suya y si, esta llorando. —May, has bajado tanto de peso ¿el tratamiento no esta funcionando?

—No si —no termino de hablar porque ella me envuelve con sus brazos otra vez así que solo me dejo llevar.

—¿Estas comiendo bien? —asiento con la cabeza mientras sus manos tocan mis mejillas y todo mi cuerpo. —Lamento no haber estado contigo antes, el trabajo es una locura sin mi y no permiten fallas lo sabes.

—No te preocupes Lay, sé que la cuenta del hospital aumenta y que ustedes trabajan para pagarla y de eso vengo a hablar también con ambos.

—¿De que? —pregunto mi hermana soltando mi cara y caminando hacia la sala, se sentó en el sofá color gris y palmeo con su mano a su lado. —¿De que quieres hablar con nosotros? ¿Por eso has venido?

Me acerqué y me senté en el lugar que ella palmeo, dejando mi bolso a un lado mientras veo como papá se sienta en el sillón del mismo color que esta frente a nosotras.

Bajo la mirada hasta mis manos que no dejan de temblar, cierro mi suéter dejando mis manos en la tela del mismo. Esta va a ser difícil.

—Yo... —no me atrevo a levantar mi cabeza pero me obligo hacerlo, debo afrontar esto mirándolos a ellos. —No quiero recibir tratamiento para el cáncer.

Termino rápido sin dejar de ver a mi padre quién tiene los ojos abiertos como dos lunas llenas.

—Yo.... no quiero pasar el resto de mis días encerrada en el mismo hospital que he estado toda mi vida, no quiero seguir perdiéndome de cosas por estar enferma, no quiero perderme momentos con ustedes, no quiero quedarme sin recuerdos felices cuando me toque irme, quiero llevarme algo que me haga feliz algo con lo cuál si lo fui, no quiero reprocharme el haberme quedado en una camilla de hospital en vez de salir a explorar, en vez de conocerme y hablarle al mundo. Quiero por primera vez que me dejen tener esta opción, que me dejen elegir lo que quiero hacer en realidad, no lo que se necesita por obligación si no lo que quiero de corazón.

El silencio aplastante que apareció comenzó a hincar todo mi cuerpo, a crearme malestar por las palabras que salieron de mi boca.

—Siento que la vida siempre me desiste y que la muerte me reclama —mi papá aparto su mirada de la mía y yo solo pude bajarla y fijarla en algún punto de la alfombra que ahí estaba. —He soñado seguido con mi muerte, es decir... que muero, que ustedes me visten con un vestido blanco de tiras finas esponjado en la parte de la falda, con grandes estampados de flores y estrellas, de gatos en las praderas y cuando despierto suelo estar feliz no con el miedo habitual, el miedo de no despertar, si no con la felicidad de que sé que por fin descansaré, con la sensación de alivio de ya no tener malestar de no sufrir más —medias verdades y medias mentiras así estoy hablando. Con la hipocresía plantada en la cara, sin poder decir las palabras que realmente deberían escuchar, solo digo las que sé, necesitan para que me dejen marchar por fin del hospital.

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