🕰 19 🕰

9 6 0
                                    

Cuando fui absorbida por aquella conocida luz luego de un par de horas me quejé, porque sentí un pinchazo en mi pecho y traté de guardar muy bien la imagen que me devolvía el recuerdo de mi lugar, encontrarlo cambiado es algo que me ha dejado pensando. No entiendo porque puede ser, lleva años igual y de repente hoy cambia. Me siento tan despegada de mi cuerpo que cuando vuelvo siento que estoy encerrada en un frasco pequeño.

Abro los ojos con dificultad sintiéndome de alguna manera cálida y al ser consciente de todos mis sentidos puedo emplear mi oído escuchando una voz, una voz que me suele perseguir más de lo que me gustaría admitir. Es Aleix. Sentado, muy ajeno a todo el mundo menos a las letras que lee y salen de su boca con infinita paciencia. Me esta leyendo.

Levanta sus ojos y cuando me ve sus ojos pasan por un sin fin de sentimientos. Se levanta rápido pronunciando unas palabras que no puedo procesar y se retira de la habitación. ¿Qué esta pasando? ¿Qué hace él aquí?

Me retiraron varios cables y parches, a parte de la dolorosa sonda nasogástrica que cruzaba por mi nariz, luego ingreso la doctora Ormon con otras enfermeras. Ella comenzó a revisarme con cautela y con ayuda de las enfermeras porque me siento muy cansada, el cuerpo me pesa de una manera muy diferente y el frío se instala en mis huesos con ligereza.

—¿Quiere agua? —me preguntó una de las enfermeras, asentí levemente con la cabeza y me acercó un vaso con agua. Me incorporé con dificultad y pase el líquido con lentitud por mi garganta.

—¿Cuántos días pasaron? —pregunto luego de varios minutos, mi voz sale ronca y me cuesta mantenerme levantada en esta posición.

—Nueve días —contestó la doctora Ormon inyectando alguna vitamina en el suero. —Esta vez se complicó todo, parecías querer despertar y un par de días decidiste respirar por ti misma pero luego todo empeoró. Tu papá y tu hermana no se despegaron esta vez de tu lado.

Nueve días. Si me mente no falla hoy es lunes ¿fecha? Ni idea. El hecho de que papá y Claire hayan estado aquí me hacen sentir un tanto culpable, si no hubiera dicho todas esas palabras en casa tal vez ellos no se hubieran vistos obligados a pasar nueve días en este hospital.

—¿Cómo te sientes?

—Cansada y tengo frío —las palabras me siguen costando.

—Pollet, hicimos la alimentación por vía enteran —creo que si me pude dar cuenta de eso. —Te haremos análisis de sangre y análisis para descartar alguna infección en tus órganos, pruebas neurológicas y una exploración en el cerebro para saber si hay cambios o no, tendremos que hacer unas pruebas de movilidad y lenguaje dado a que esta vez pareces no poder levantarte de la cama por tu propio pie. No te preocupes todo irá bien.

La verdad es que no lo creo pero no pues decirle eso, menos ahora. Han pasado nueve días y mi mente aún quedó en el viernes, en esa noche, en el ascensor y en la presencia que luego me acechó.

—Esta bien.

—Prefiero que los primeros días te quedes aquí por precaución, no quiero sorpresas, luego te pasaremos a observación y después ya lo sabes, dependiendo de tu recuperación volverás a tu habitación.

Siempre dice eso "dependiendo de tu recuperación volverás a tu habitación". Es como si de alguna manera ella pensara que en cualquier momento yo puedo retrasar mi recuperación y como sabe que no me gustan estas habitaciones porque deja en claro el nivel de enfermedad que tienes, me dice eso. Buena manera de alentar.

—¿Sigue toda igual? ¿Sin novedad? —volvió a preguntar la doctora con cautela.

Pienso sobre si decirle la verdad o continuar con la idea de que seguía igual, después de todo no sé si ella me considere poco cuerda o crea que mi mente esta fuera por decirle que cada vez que me voy solo paso minutos en un banco frente a un lago.

Destinados a serWhere stories live. Discover now