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Aleix se fue después de que la comida llegó, comí mientras él seguía haciéndome reír, lo cuál descubrí no es tan difícil estando a su lado, luego de eso se fue prometiendo volver mañana a primera hora aunque insistí en que no debía ser tan temprano ya que tengo el tiempo suficiente para dedicarme de lleno a ello él dijo que también debía poner de su parte así que su compromiso es ese. No le negué más.

Mis ojos caen en el cuaderno y en los lápices que había sacado de mi maleta antes de que Aleix llegara. Voy por ellos y me siento en la silla del escritorio. Juego con el lápiz un poco antes de volver por completo mi atención hacia lo que planeaba hacer y que ahora no recuerdo de nada.

Resoplo frustrada revisando todas las hojas dibujadas, que debo decir son muchas, en el cuaderno y eso que tengo más. Siempre dibujo lo que veo, sueño o siento para no olvidarlo, así si en algún momento lo llego a olvidar los dibujos me harán el trabajo de recordar mas fácil y si, me ha funcionado.

—¿Se puede? —la voz de Ava me saca de los pensamientos ¿Por qué siento que tengo mucho tiempo sin verla?. Ella no espera respuesta alguna e ingresa de inmediato con una sonrisa dibujada en el rostro. —¿Sabes? No creí que supieras dibujar tan bien aunque eso es algo escalofriante.

Seguí su dedo con la mirada y el dibujo que esta señalando es de la primera pesadilla que tuve después de que mamá muriera. Cierro con fuerza el cuaderno y lo dejo encima del escritorio girando la silla para quedar frente a ella, quien se sentó en la cama.

—No te preocupes tu secreto esta a salvo conmigo —susurró tapando su boca con una mano mientras la otra la pone a la altura del corazón solemnemente.

Rio ante la ligereza de sus palabras y sus gestos.

—Creo que no te he visto reír mucho, aunque debo decir que ahora luces feliz —esas palabras me quitaron la sonrisa. 

¿Cómo se puede ser feliz en una situación así? Recuerdo haberme planteado la felicidad cuando aquella voz que habita en mi cabeza me cuestiono sobre lo que realmente quería... pero la verdad es que aun no lo se, no se muy bien que hacer.

—¿Tu crees? Porque no creo que mi propósito en este mundo sea ser feliz —ahora no lo creo.

—¿Cuál crees que sea si no? —pregunto con seriedad pero con la misma sonrisa en la cara.

¿Cuál es mi propósito en este mundo? ¿En la vida?

—Mi papel en esta vida es ser fuerte no ser feliz —respondo en un susurro. —Nací para morir.

—Como todos me atrevo a decir. Pollet, el propósito de todos en este mundo y en cada vida esta en los momentos que se viven, en los errores y en los aciertos, en las personas que eligen vivir y en las que solo quieren existir, en los recuerdos que guardan, las sonrisas que regalan y los malos momentos que a veces entregan sin querer. 

—Eso no suena a algo muy bueno o cuerdo.

—Nosotros los humanos somos seres complejos y creo que lo has notado, vivimos en una fantasía que nos esmeramos en crear para ignorar la cruda realidad y los que andamos con pies de plomo sobre la tierra sabemos que lo menos cuerdo en lo que nos mantiene justo donde estamos.

¿Qué acaba de decir? 

Suenan a palabras rebuscadas.

Oh, vamos. No aparezcas justo ahora.

—Bien —es lo único que puede salir de mi boca justo ahora. No es un tema del cual me guste estar hablando y menos cuando no entiendo lo que las otras personas quieren decir.

—¿Cómo llevas lo de la quimioterapia? —Bueno, ese no es un tema mejor. El recordatorio de mi muerte.

—Creo que bien, es pesado —respondo jugando con mis dedos. Ava se levantó de la cama y empezó a andar hasta la ventana. 

—Me imagino —se giró para encararme otra vez. —¿Y con aquel chico?

—¿Eh? 

¿No estará hablando de Aleix o si?

Si tu lo piensas a lo mejor es porque así es.

Tú no intervengas, sal de mi cabeza.

No te esmeres, sabes que no tengo otro lugar para estar.

—Ya sabes, el chico de la otra vez. Creo que su nombre es Aidan o algo así.

—Ajá... ¿Qué con él? —la verdad es que no se a donde quiere llegar.

—Pollet, ¿no me estas escuchando? —asiento con la cabeza. —¿Entonces? —me encojo de hombros sin querer soltar ninguna palabra. —Mira que contigo siempre tengo mas paciencia de la que normalmente se requiere, pero esta bien porque te lo puedo repetir ¿Qué como vas con ese chico? me intriga mucho.

—¿Quién exactamente te intriga?

—Ustedes, por supuesto —dice como si fuera lo mas obvio.

—Ah, eso. Pues somos amigos.

—¿Y...?

—Y nada más, somos amigos y ya.

—No puedo decir mucho porque no me has preguntado y bueno, no es como que nos conozcamos de toda la vida pero podría decir que una oportunidad para querer o amar no le viene mal a nadie.

—Tengo cáncer —suelto con firmeza para que eso le responda todas las preguntas que pueda tener. Hasta este momento no lo había dicho en voz alta y menos frente a alguien más, ahora que lo he hecho todo se siente mas real y mentiría si no dijera que la verdad me da miedo y me quema el cuerpo.

—¿Y...? —la observo con seriedad, no puede estar reaccionando así. —Discúlpame pero no te entiendo, tener una enfermedad no te prohíbe amar y mucho menos ser amado.

¿Amar y ser amado? Creo que esa es la mentira más grande que he escuchado para alguien como yo, simplemente porque las personas como yo no podemos ser amados ni amar, no sin correr el riesgo de ser olvidados y reemplazados por alguien más.

—No hablas en serio ¿o si? —Ava se cruza de brazos sin quitar su mirada penetrante de mi. —Ava, moriré y no lo estoy diciendo porque sea negativa o algo por estilo, lo digo porque es un hecho. Moriré y no quiero aumentar la lista de personas que me olvidaran luego de ser importantes para mi, es solo... —la observo con detenimiento y ella parece no entender. —Solo olvida eso, somos amigos y ya.

—No entiendo, no sabía lo que realmente estaba pasando, a lo que te había sometido y de esa manera suena hasta injusto —reflexiona, pero estoy segura que habla mas para ella que para mi porque no estoy entendiendo nada. —Debo regresar, nos vemos después.

Me dedica una pequeña mirada y sale de la misma manera que ingreso.

—Si claro, después —repito no muy convencida. Siento que el tiempo se me agota y nada se podrá hacer para cambiarlo.


Destinados a serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora