5. This Friday Night

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Llegó el viernes, y entre los pasillos y aulas del Miami High se levantó un ambiente de euforia que infló las paredes del edificio como un globo. El viernes por la noche era el primer día del fin de semana, y en Miami era costumbre entre los menores montar fiestas en casa de algún estudiante con sus padres siempre de viaje por trabajo, y poder pasar de contrabando alcohol y unos gramos de hierba, con la esperanza de que los vecinos no avisaran a la policía y metieran a todos en un buen lío.


Erika Linder era una chica muy querida y apreciada entre las lesbianas del instituto, que no brillaba en Miami High por su dedicación a los estudios ni por su astucia. Era una chica de rasgos fuertes y estilo masculino, que no tenía una situación familiar brillante, teniendo que pasar casi tres semanas de cada cuatro sin sus padres, que llevaban años fuera por negocios. A menudo estaba rodeada de sus amigas, la mayoría lesbianas, que pasaban tiempo en su casa, casi siempre vacía, y organizaban fiestas los fines de semana.


Digamos que Erika era conocida en su colegio por sus fiestas, hasta el punto de que a los alumnos les gustaba bromear sobre la fusión de su apellido, Linder, con el día viernes, y cuando querían hablar de la próxima fiesta, para fijar una fecha, sin ser oídos por los adultos o los profesores, se limitaban a decir "a las 9 de la noche es Frider" y todos se presentaban en la calle 35 NE, junto al Charter Club Inc, donde la casita de dos plantas de ladrillo rosa claro de Erika acogía la habitual fiesta escolar.


Le importaba poco el colegio, estudiaba lo justo para no suspender, pero estaba enfadada con el mundo. Ni siquiera tenía una pasión en concreto, sino que se involucraba sentimentalmente todo el tiempo, quizá para distraerse del hecho de que no tenía ni idea de lo que quería hacer con su vida. Al fin y al cabo, qué se podía esperar de una adolescente a la que siempre dejaban sola, sin la orientación ni el apoyo que necesitaba. Quizá sus padres se dieron cuenta demasiado tarde del gran daño que le estaban haciendo a su hija. Obviamente, este análisis psicológico lo puedo hacer yo, como narradora, pero sin duda ella habría negado cada palabra si le hubieran dicho que podría echar de menos a sus padres.


A nuestros protagonistas les gustaba ir a las fiestas de Erika, al fin y al cabo, eran las únicas fiestas que se podían permitir, siendo menores de edad, para emborracharse un poco. Pero hagamos balance de la situación por un momento, porque aquí si sigo presentando gente, acabamos creando un lío de locos en nuestras cabezas. En nuestro grupo de protagonistas, formado por Lauren y su equipo, Dinah y sus amigas cotillas del grupo de estudio, Halsey la lesbiana ayudante de cocina, y los recién llegados al grupo, Camila la hija del entrenador y el pequeño Jaden, se habían hecho más familiares en las últimas semanas. Por supuesto, Jaden era considerado demasiado joven para asistir siquiera a una pequeña fiesta en casa de Erika, lo que no tenía nada que ver con la peligrosidad de un pub de verdad cuando cumpliera la mayoría de edad, pero Gregg y Lauren, que se habían encariñado especialmente con él, no habían oído ninguna razón cuando el chico de trece años preguntó si podía ir con ellos aquel viernes a casa de Erika.


Aunque Camila se había distanciado un poco del equipo de baloncesto, siempre intentaba mantener una relación cordial y amistosa con los chicos, saliendo con el mismo grupo de amigos. Aquí, una chica con la que aún no había hablado mucho era Halsey, la estudiaba de lejos pero sentía que no sentía mucho por ella, mientras que con Dinah, Normani y Ally había establecido una relación muy sólida para llevar sólo tres semanas desde el día en que se conocieron. Con Lauren, siempre tuvo un ojo puesto en ella, esto Camila tuvo que admitirlo. Escuchaba tanto a su padre en casa hablar y alabar al base que cuando pasaba tiempo en el grupo, se perdía un poco observando sus rasgos y gestos, descubriéndose a sí misma sonriendo ante esa tranquila confianza y madurez que lo diferencia de sus otros compañeros, torpes o demasiado llenos.

La hija del entrenadorWhere stories live. Discover now