6. Double warm up for the playmaker

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Nuestro motorista de ojos verdes y rasgos ligeramente femeninos siempre llegaba puntual a todas las citas, clases o compromisos. Después de una de las habituales mañanas de colegio, le había prometido a Halsey que la llevaría en su moto al centro comercial, así que en cuanto terminó el almuerzo en la cafetería, las dos se dirigieron al patio, saliendo a toda prisa, porque a primera hora de la tarde Lauren tendría entrenamiento, y nunca soportaría llegar tarde.


Halsey no podía prescindir de Lauren cuando se trataba de ir de compras. La capitana tenía una gran paciencia y un gusto excelente, además de ser una compañía muy agradable. Así que tras un rápido recorrido por las tiendas que interesaban a la chica, regresaron al aparcamiento, encontrando la rueda delantera pinchada por algún gamberro. Dejaré que os imaginéis la cara de Lauren en cuanto se percató de los daños sufridos a su mayor amor. Empezó a despotricar en voz alta, despotricando contra Dios, que había decidido castigarle quién sabe por qué razón, con su amiga al lado, que buscaba una salida, en vano por calmarla. Después de llamar a la asistencia en carretera y de que le entregaran la moto en casa del capitán, los dos caminaron hasta la escuela con unos 45 minutos de retraso respecto al entrenamiento de Lauren.


Ahora el paso de Lauren es apresurado y casi agitado al doblar cada esquina del colegio para llegar al gimnasio, como si su prisa ya pudiera anular los largos minutos de retraso, con Halsey detrás de ella, poco acostumbrada a tanta actividad, siguiéndola exhausta y jadeante.


De vez en cuando los amigos de Lauren se dejaban caer por el gimnasio para ver su entrenamiento, y por desgracia uno de esos días tenía que ser este. Cuando Lauren hizo crujir la gran puerta principal del gimnasio, todavía vestida con una chaqueta de cuero y pantalones vaqueros, estaba casi avergonzada de estar a la vista de Dinah, Normani, Ally y Camila, que en las gradas podían seguir todo el despotrique que pronto se encendería contra la base.


Como era de esperar, el señor Cabello se giró furioso hacia el ruido de la entrada, deteniendo el ya de por sí hermoso y sudoroso entrenamiento de los chicos. Halsey se escabulló inmediatamente del entrenador, uniéndose a las chicas en total silencio.


"¡JAUREGUI!"


"Entrenador lo siento mucho yo-", la voz mortificada y avergonzada de Lauren casi desentonaba con su actitud habitual.


"¡NO HAY EXCUSA! ¡CÓMO TE ATREVES A APARECER 45 MINUTOS TARDE! Y ENCIMA VESTIDA ASÍ!"


"Entrenador, se me ha pinchado una rueda de la moto, yo...".


"¡PODÍAS HABERTE QUEDADO EN LA ESCUELA, EN VEZ DE IRTE POR ALLÁ CON UNA CHICA!", claro que el entrenador no podía saber la orientación de la chica de pelo corto.


"Sólo somos amigos, entrenador, yo...", estaba repitiendo tantas veces la palabra "yo" antes de ser interrumpido repetidamente, que empezaba a tener una crisis de identidad.


"¡EL EQUIPO CUENTA CONTIGO, LAURIN! ¡ESTE CAMPEONATO ES CRUCIAL Y LO SABES! ESPERO MUCHO MÁS DE TI QUE DE LOS DEMÁS ¿Y TÚ QUÉ HACES?".


"Lo siento, entrenador, fue un accidente.... Nunca dejaría el baloncesto, es lo que me gusta hacer.... Tú haces sabe...", ahora Lauren miraba sus zapatillas sin aguantar la mirada furiosa del señor Cabello.

La hija del entrenadorWhere stories live. Discover now