6 Mantícoras y mortífagos

165 12 14
                                    

Draco oyó el grito, pero se había quedado helado mirando a la criatura que había salido del bosque.

La mantícora era tan grande como un hipogrifo, tenía cabeza humana, el cuerpo con forma de león y cola de escorpión, con aguijones alineados a ambos lados de la afilada punta.

Draco no podía apartar los ojos de los de la bestia, que eran rojos y llameantes, y observó cómo esta abría la boca, mostrando tres hileras de dientes, antes de rugir, imitando el ruido de mil trompetas.

La mantícora miró a Draco, quien aún no se había movido a pesar de las llamadas de Celine, y cargó contra él. Draco sabía que estaba en peligro, pero su mente se había quedado en blanco y no sabía qué hacer para defenderse.

Accio! -gritó Celine, y Draco salió volando hacia ella.

Ambos cayeron al suelo con un golpe sordo y retrocedieron a rastras, tropezando, sin dejar de mirar a la mantícora. La bestia levantó su cola por encima de la cabeza, como hacen los escorpiones, y disparó el aguijón de la punta contra ellos. El proyectil se clavó en el suelo, entre las piernas abiertas de Draco, quien se echó aún más hacia atrás, aplastando a Celine.

-¡Muévete, vamos! -gritó ella, al ver que la mantícora volvía a apuntar. Draco quiso incorporarse para agarrarse al agujón, pero Celine se lo impidió-. ¡No lo toques! Su veneno te matará en cuestión de segundos -y se escurrió para salir de debajo de él.

La mantícora se les echó encima, impidiendo que Draco se levantara, ya que saltó sobre él, tumbándole en el suelo e inmovilizándole con sus zarpas. No podía mover los brazos, ni apuntar con su varita. La mantícora arqueó aún más la cola, y Draco pudo ver cómo el agujón final se regeneraba, quedando a pocos centímetros de su cara.

Celine atacó con fuego, pero la bestia no retrocedió, sino que aplastó más a Draco.

Entonces, Adrien saltó del árbol y cayó al lado de la mantícora. La atacó velozmente, clavándole algo en el costado. La bestia chilló con su voz de trompeta y se apartó de Draco, el cual se apartó, sintiendo un enorme dolor en el pecho. Celine le cogió del brazo y tiró de él, para apartarle de la bestia.

-¡Adrien! -gritó, al ver que la mantícora se disponía a atacarle, y su hermano no huía-. ¡No!

-Subid al árbol -ordenó él, creando una especie de escudo luminoso a su alrededor.

La mantícora volvió a rugir y preparó de nuevo su aguijón, aunque esta vez los proyectiles salieron disparados en todas las direcciones.

Adrien reforzó su escudo para impedir que le alcanzasen los aguijones, y Draco reaccionó por puro instinto: agarró a Celine, que luchaba por ir al lado de su hermano, y tiró de ella para tumbarla en el suelo.

El silbido de los aguijones volando le hizo tumbarse a él también, procurando cubrir a la chica con su cuerpo. Los proyectiles cayeron a su alrededor con el sonido de un crujido, a muy poca distancia de ellos. La mantícora rugió, seguramente porque Adrien había vuelto a atacarla, y Draco se incorporó con cautela.

Intentó moverse, pero estaban completamente rodeados por los aguijones de la mantícora, algunos tan cercanos que les rozaban la ropa. Miró a Celine, como si ella pudiese darle la solución, pero la chica estaba asustada, y se sentía tan impotente como él.

La mantícora seguía haciendo ruidos extraños, y volvió a sonar el disparo de otro aguijón, esta vez dirigido contra Adrien, pero ellos no sabían qué estaba pasando, ni si debían alegrarse o preocuparse.

Draco repasó la situación: estaba en el suelo, sobre Celine, una escena que sería bastante interesante si no estuvieran rodeados por aguijones venenosos y a merced de una mantícora furiosa. No tenían forma de moverse sin tocar alguno de los proyectiles, y no sabían cuánto tiempo más iba a poder distraer Adrien a la mantícora.

La familia Snape (Severus x OC)Where stories live. Discover now