11 Narcissa

122 7 19
                                    

Draco pensó que se trataba de una broma, y su primer impulso fue reirse. La idea de que su madre pudiese estar presente en la casa secreta de la familia Snape le parecía sumamente ridícula. Pero la forma en la que Celine le miraba distaba mucho de ser graciosa, y Draco sintió que la sonrisa se le congelaba en la cara.

–¿Estás hablando en serio?

Celine puso los ojos en blanco y bufó con frustración, antes de tirar de él para que se moviera.

–Ve y míralo por ti mismo.

Harry les siguió, casi más sorprendido que él ¿Qué hacía Narcissa Malfoy allí? ¿No se suponía que la casa de los Snape era secreta, sobre todo para los otros mortífagos? Al mirar a Draco se dio cuenta de que él estaba absolutamente desconcertado, y que no había esperado esa noticia. Si no fuera por Celine, se hubiese quedado congelado en el sitio, sin poder moverse.

Empujado por la joven, Draco entró en la cocina, y se quedó mudo de asombro, al ver a su madre, sentada junto a la mesa, con una taza de té en la mano... ¡Hablando con Astrid!
¡Narcissa, quien en su vida jamás había tenido aprecio por los muggles, estaba tan tranquila sentada al lado de la mujer de Snape! ¿Qué estaba pasando allí?

-Hola, madre -acertó a saludar. Narcissa le miró ¡y le sonrió! Draco no podía recordar la última vez que su madre había sonreído de una forma tan sincera. Tampoco recordaba haberla visto tan relajada como en ese momento.

-Draco, no te quedes en la puerta, es de mala educación -sin embargo, había cosas que no cambiaban.

Draco se acercó a su madre y le dio un frío y cortés beso en la mejilla, como era su costumbre, aunque sin saber por qué, esperó algo distinto por parte de ella.

-Espero que no te esté dando problemas, Astrid -Narcissa habló como si Draco no estuviese delante.

-En absoluto, estoy muy contenta con él -aprovechando que la señora Malfoy no miraba, Astrid le guiñó un ojo a Draco, dándole a entender que sus insultos iniciales habían sido perdonados y olvidados. Draco se sintió agradecido, pero seguía extrañado por la presencia de su madre.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás aquí? -inquirió, sin comprender lo que estaba pasando.

-¿Acaso no puedo visitar a mi hijo? -preguntó ella a su vez, sin mirarle.

-Si, pero... ¿no se supone que la localización de esta casa es secreta? -esta vez, Draco miró a Astrid, intuyendo de alguna manera que ella sí le diría la verdad. Sin embargo, la mujer miraba de reojo a Narcissa, como si esperase que fuese ella la que respondiese.

-Hay excepciones -respondió finalmente, viendo que Narcissa seguía con la vista clavada en la encimera, sin abrir la boca.

Astrid paseó la mirada entre ambos, y dándose cuenta de que Draco quería hablar con su madre a solas, se levantó.

-Narcissa, tengo cosas que hacer ¿me disculpas?

La señora Malfoy dio un pequeño respingo, y pareció repentinamente incómoda, pero antes de que pudiera responder, Astrid salió de la cocina, agarrando por el camino a Celine y a Harry, quienes estaban escuchando a escondidas, y cerró la puerta.

Draco se sentó de forma vacilante junto a su madre, quien había recuperado la pose estirada y fría que él tan bien conocía. Esta seguía sin mirarle, y mostraba un gesto de arreglada indiferencia en la cara que le era muy familiar.

-Nunca me dijiste que conocías a Astrid -comentó Draco, con cierto tono de reproche. Decidió ser directo, ya que de poco servía ignorar la incómoda situación.

La familia Snape (Severus x OC)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant