17 La mansión Riddle

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El pánico comenzó a cundir entre los que estaban en primera fila, y muchos retrocedieron para alejarse de los atacantes, pero otros, sobre todo los Aurores, se adelantaron para hacerles frente, formando una fila defensiva alrededor del colegio.

Se oyeron gritos por todas partes, y algunas voces que pedían tranquilidad y orden. Los mortífagos se acercaban lentamente, seguidos por sus criaturas, pero aún estaban demasiado lejos como para atacar.

–¿Qué hacemos? –preguntó Hermione, completamente asustada.

–No lo sé –Ron miró a su alrededor, fijándose en la gente asustada que retrocedía a trompicones, y en los aurores que se mantenían firmes, dispuestos a defender a los demás con su vida. Tragó saliva–. Deberíamos luchar –decidió, tratando de controlar el temblor de su voz–. O si no, retroceder, porque si nos quedamos aquí, nos aplastarán.

–Quizá Harry esté luchando o buscando las Horrocruxes –respondió ella, con voz débil.

Ron la miró y comprendió lo que quería decir. Quizá, si ellos resistían, Harry tendría alguna oportunidad contra Vóldemort, ya que el señor tenebroso estaría más pendiente de lo que pasaba en Hogwarts que de lo que hacía el chico.

–¿Por Harry? –preguntó.

–Por Harry –Hermione apretó su mano.

Antes de pensar en lo que hacían, ya estaban escurriéndose entre la gente para llegar a la primera fila. Una vez allí, tuvieron una visión perfecta de lo que les esperaba.

En realidad, no había tantos mortífagos como habían imaginado, pero tenían bajo su mando a una verdadera horda de Inferis. Al reconocer a las criaturas, Ron y Hermione se sintieron más asustados, pero no retrocedieron.

Quizá no salieron corriendo porque el miedo les impedía moverse, pero también era cierto que cada uno pensaba a su manera en cómo iban a luchar, sin plantearse la opción de huir.

Los mortífagos se detuvieron, lo suficientemente lejos como para que no les alcanzasen los hechizos de los Aurores, pero mandaron a los Inferi a la lucha. Los muertos vivientes avanzaron, sin tropezar o detenerse cuando los hechizos les golpearon.

Los Aurores crearon rápidamente una barrera de fuego, y los magos menos experimentados, que obviamente no habían pensado en eso, les imitaron rápidamente, al ver que los Inferi se paraban ante las llamas.

Sin embargo, unas llamas azules aparecieron al otro lado de la barrera y apagaron parcialmente muchos de los fuegos. Los Aurores consiguieron avivar sus barreras, pero los otros magos no tuvieron esa presencia de ánimo y volvieron a utilizar otros hechizos, que como no tenían ningún efecto sobre los Inferi, no impidieron que estos volviesen a avanzar hacia la formación defensiva.

Ron y Hermione se encontraban en uno de esos grupos, y por mucho que lo intentaron, no lograron convencer a nadie para que dejasen de lanzar hechizos inútilmente y les ayudasen a crear fuego. Sus esfuerzos no servían de nada, porque las llamas azules apagaban todo lo que ellos encendían.

El caos era absoluto, y al acercarse los Inferi, muchos retrocedieron, abriendo brechas a lo largo del muro defensivo.

Los Aurores no daban abasto, ya que, si dejaban su posición, el muro defensivo se vendría abajo de inmediato, pero cada vez eran menos para detener la imparable ola de enemigos.

Lo peor fue cuando los Inferi comenzaron a atacarles con magia. Levantaron las manos y de ellas salieron rayos que se cernieron sobre los magos.

–¡No es posible! –gritó Hermione, para hacerse oír–. Los Inferi son seres muertos, no pueden utilizar la magia.

La familia Snape (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora