Epílogo

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Harry agarró con fuerza su varita y cambió sutilmente la posición de sus pies, preparándose para el ataque. Frente a él, los tres Aurores permanecían alerta, sin quitarle la vista de encima.

Y de repente, unas luces verdes comenzaron a brillar en el techo, y todos los magos se movieron al unísono. Harry evadió dos de los hechizos y bloqueó el tercero. Sin embargo, dejó su posición defensiva, saltando al frente y lanzando hechizos en una rápida sucesión.

Consiguió arrinconar a uno de los Aurores, y en un veloz movimiento, le desarmó y le dejó colgado del techo, cubierto por un moco viscoso y denso. Los otros dos Aurores redoblaron sus esfuerzos, tratando de rodearle.

Harry saltó hacia un lado, cubriéndose con un escudo, y en un fugaz movimiento tiró hacia sí con la varita, haciendo que uno de los Aurores saliese disparado hacia delante.

Saltando por encima de él, Harry le dejó inconsciente y arremetió contra el último Auror que quedaba en pie. Este se defendió frenéticamente, pero Harry bloqueó sus hechizos sin dificultad.

Finalmente, haciendo un requiebro, saltó hacia un lado y lanzó una fuerte maldición, que golpeó al Auror en el pecho y le lanzó contra la pared. Harry le arrebató la varita y le apuntó a la cara con la suya. El Auror alzó las manos, indicando que se rendía, y las luces del techo adquirieron un color azul.

Harry bajó su varita y se apartó. Entonces, las paredes se volvieron borrosas y desaparecieron, revelando a un grupo de Aurores veteranos detrás de ellas. Shaklebolt se adelantó, con una carpeta en la mano.

–Impresionante Potter, has tardado menos de tres minutos. Has superado el récord del joven Lowel.

–Gracias señor –sonrió Harry.

–Estoy deseando ver qué harás mañana en la prueba de camuflaje.

Harry se limitó a asentir, y aceptó la invitación para salir de la estancia. Saludó a algunos viejos conocidos mientras avanzaba, y trató de ignorar las miradas curiosas de los demás. Podía escuchar cómo susurraban su nombre, y se preguntó si alguna vez desaparecería esa sensación de incomodidad al ser constantemente reconocido.

Entonces, reconoció a otro mago que le estaba esperando al final del pasillo, con una sonrisa en la cara.

–Menos de tres minutos ¿eh? Enhorabuena.

–Siento haberte quitado el récord.

–No pasa nada –Adrien se encogió de hombros–. Me alegra ver que los viejos trucos sirviesen de algo ¿has usado el hechizo bumerán?

–Pensaba que no se llamaba así.

–¿Cómo se va a llamar si no? –Adrien y Harry entraron en el ascensor y pulsaron los botones para subir al Atrio–. ¿Y qué era esa cosa verde con la que has inmovilizado a Roberts?

–Un invento de Ginny –sonrió Harry–. Le prometí que lo usaría.

–Debería presentarse a la Unidad de Invención de Hechizos. Tu novia tiene una imaginación muy curiosa.

–Se lo diré. Por cierto ¿sigues llamándote Lowel? –preguntó, al recordar el comentario de Shaklebolt. Adrien esbozó una sonrisa de culpabilidad.

–Es complicado. Todos me conocen por ese nombre, y no quiero que el apellido de mi padre influencie mi carrera, para bien o para mal –Adrien se pasó una mano por el pelo–. De momento, esperaré a que nuestra repentina fama pase al olvido. Se me hace muy raro que todo el mundo me mire por los pasillos. Espero que ahora que estás tú todo cambie –bromeó.

–Aún tengo que superar la prueba de camuflaje.

–No será nada. Los miembros del tribunal te lo pondrán muy fácil ¿quién se va a atrever a suspender a Harry Potter? Especialmente cuando el ministro de magia en persona está siguiendo tu evaluación con tanto interés.

La familia Snape (Severus x OC)Where stories live. Discover now