14 Decisiones

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Bellatrix regresó a la celda trayendo la comida. Dejó el plato en el suelo, a considerable distancia de Ginny, pero no la desató. Iba a marcharse cuando la pelirroja la llamó.

–¿Cómo voy a comer con las manos atadas? 

–Al igual que los perros, después de todo, los de vuestra clase no sois muy distintos de ellos –se mofó la mortífaga.

Ginny sintió ganas de gritar de rabia, pero se contuvo mientras Bellatrix se reía de ella. Cuando la mortífaga se fue, Ginny miró la comida. Tenía hambre, eso era cierto, pero no pensaba humillarse de esa forma, no iba a darle ese gusto a Bellatrix.

Siguió donde estaba, tratando de ignorar el sonido de su estómago, que le indicaba que hacía muchas horas que no había comido nada.

Pero entonces recordó las palabras de Ojoloco Moody "Come siempre que puedas, nunca sabes cuándo vas a volver a hacerlo." Cómo se había reído ella entonces, pues estaba en la mesa de su casa, delante de las montañas de comida que su madre preparaba. Pero ahora esas palabras la hicieron recapacitar.

No sabía cuánto tiempo iba a estar allí, y tampoco si Bellatrix se iba a molestar en acordarse de traerle de comer. El estómago le rugió de nuevo y Ginny decidió tragarse su orgullo.

Se dejó caer de la plataforma donde estaba tumbada y fue arrastrándose por el suelo hasta llegar frente al plato. Apenas veía lo que había, pero no olía mal, y tenía tanta hambre...

Pensó que, si Bellatrix quisiera matarla, no lo haría envenenando la comida. Además, la necesitaban como cebo, para atraer a Harry. Y por otro lado, ella necesitaba conservar sus fuerzas, para poder luchar cuando tuviese la oportunidad.

Decidida a sobrevivir como fuese, se inclinó como pudo, con los brazos y las piernas entumecidas e intentó comer.

Se sintió humillada al imaginarse a sí misma comiendo como un cerdo, manchándose la cara y el pelo mientras la silenciosa Nagini la miraba desde la oscuridad, pero no se movió de allí hasta que terminó con todo lo que había sobre el plato.

Entonces se arrastró de nuevo hasta la plataforma y subió a ella como pudo, porque allí estaba más resguardada del frío de la mazmorra y se sentía más protegida contra la serpiente, y se puso a pensar.

Quería salir de allí a toda costa, pero estaba claro que sólo podría hacerlo cuando Bellatrix le abriese la puerta, así que la única solución era encontrar un plan antes de que la mortífaga regresase.

Algo le decía que tenía mucho tiempo por delante.

***

Apenas unas semanas después de que Severus y Narcissa llegasen a un acuerdo, se enfrentaron al primer problema que puso a prueba su frágil alianza.

La bruja estaba preparando una gran fiesta para celebrar su cumpleaños, y había añadido a Severus y a Astrid a su larga lista de invitados.

–¿Cómo se te ocurre hacer soberana estupidez? –le espetó él, absolutamente enfadado, cuando Narcissa les contó su plan–. La idea era mantener la identidad de Astrid lo más secreta posible ¿y quieres que asista a un evento multitudinario? ¿por qué no lo publicas en la prensa?

–Veo que no te enteras de nada –Narcissa se cruzó de brazos y le miró con altivez, sin dejarse amedrentar por sus furiosas palabras–. Precisamente, esta es la manera más segura de revelar su existencia.

–Nuestro concepto de seguridad no puede ser más diferente –bufó él. Astrid, sentada entre los dos, miraba de uno a otro sin decir nada.

–¿No te das cuenta? Si os invitase a una pequeña cena, ella sería el centro se atención. Es la única persona a la que nuestro círculo no conoce, y pretendes presentarla como tu esposa ¿cómo quieres que pase desapercibida así? –Narcissa permanecía impasible, mirándole a los ojos con seguridad–. Sin embargo, en mi fiesta, ella será una más entre un mar de invitados. Nadie reparará en ella, siempre y cuando no llaméis la atención. Astrid podrá camuflarse entre mi grupo de amigas, como si fuese una más.

La familia Snape (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora