8. Un lobo en el metro de Nueva York

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Han pasado varios días desde que Shailene me contó que un brujo me la tiene jurada por alguna extraña razón que desconozco, y que debía estar atento en todo momento. Esto cada vez es más surrealista, ¡ahora hay hasta un brujo!

Oigo a alguien dando gritos, los cuales me despiertan de sopetón.

—¡Arriba, novato! ¡Tenemos trabajo! —grita Blake mientras entra en el dormitorio.

Abro los ojos y me destapo la cara para ver la hora en el reloj de mesa.

—Pero si hoy es viernes, y solo son las nueve de la mañana —digo entre bostezos. Me vuelvo a cubrir la cara con las sábanas, los ojos se me cierran solos. Anoche me costó coger el sueño pensando en toda esa historia del brujo.

Blake continúa en su intento de sacarme de la cama.

—Un Agente de la Luz debe estar preparado en todo momento. ¡Vamos, arriba! Shailene te está esperando en el salón.

—¡Qué! —Salgo de la cama rápidamente, me pongo encima la primera camiseta que encuentro y unos pantalones. Una vez vestido, me dirijo al salón, y, ahí está Shailene, sentada rígidamente en el sofá. Se me escapa una pequeña sonrisa al verla.

—¡Buenos días, Adrien! —Sonríe levemente.

—¡Buenos días, Shailene! ¿A qué debemos el honor de tu visita?

—He venido porque te han encargado un nuevo caso —me responde.

—Estupendo. Empezaba a aburrirme, Blake se pasa el día viendo películas, se coge siempre la tele para él. —Me acomodo en el sofá, poniéndome cerca de ella.

—Cuidado con lo que dices, te recuerdo que sigo siendo tu superior —refunfuña Blake.

—Ah, ¿sí? ¿Y esta vez me va a ayudar como en la última misión, señor? —pregunto con tono sarcástico.

—¿Y qué esperabas que hiciera? —me pregunta Blake—. Estoy atrapado en el cuerpo de un perro. No tengo poderes.

—No te inquietes, Adrien. Es un caso sencillo —dice Shailene.

Ya, claro. La otra vez también lo era.

—¿Conoces la estación del metro de la Calle 42? —me pregunta Shailene.

—¿La de Times Square? Sí claro: es la estación más concurrida de todo el complejo del metro de Nueva York.

—Lo que ocurre es que algunas noches un espíritu con aspecto de lobo se aparece y asusta a la gente que transcurre por ahí a esas horas —me explica Shailene—. Aunque parezca algo sin importancia, anoche ya se cobró una víctima mortal. La hizo pedazos con sus garras y colmillos.

Sabía que no sería algo sencillo...

—¿Y cómo voy a conseguir atrapar a esa cosa antes de que me haga pedazos a mí? —pregunto.

—Te daré un nuevo objeto mágico. Uno más poderoso —me responde ella, y luego se levanta del sofá y se aleja unos metros de mí.

La miro expectante, esperando ver esa nueva arma. Chasquea los dedos y aparece cerca del techo una caja de madera similar a la de la otra vez. La caja desciende lentamente hasta las manos de Shailene.

—Antes de abrir esta caja te prevengo... el objeto que se haya en su interior es muy especial. Debes de tener extremo cuidado al usarlo, Adrien —dice Shailene con tono circunspecto.

Me levanto del sofá y me acerco despacio hasta la caja. Por la cara y el tono de Shailene, esta vez parece que la cosa va muy en serio, dudo que se trate de algo parecido a un silbato o a unas canicas. La abro y meto la mano, con mucho cuidado y muy poco a poco, hasta el fondo de la caja. Agarro el objeto y lo saco despacio. Parece un...

Adrien Fleming y el Mundo EspiritualWhere stories live. Discover now