16. Una intervención providencial

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Blake y yo entramos por la tercera puerta de la derecha, con la esperanza de no habernos equivocado. Avanzamos con precaución por el pasadizo, ya que no se alcanza a ver el final de este. La única iluminación son las antorchas que hay a cada lado, las cuales alumbran vagamente el camino. Yo miro continuamente a todos lados, por si acaso haya algún tipo de trampa o algo raro. Al menos, en caso de que la cosa se tuerza, tengo el escudo.

—Por cierto, ¿qué hay de las otras tres Armas Legendarias?, ¿están también guardadas en esa cámara? —le pregunto a Blake, con cierta curiosidad.

—No tengo ni idea —me responde—. El paradero de las tres restantes es un misterio. Supongo que estarán escondidas en algún lugar del Mundo Espiritual, al igual que el escudo.

Pues conmigo que no cuente nadie para buscarlas... Ya tuve bastante con esos leones.

—¿Qué sabes acerca de ellas? —inquiero.

—¿De las Armas Legendarias? Sé lo mismo que tú. De hecho, pensaba que eran un mito, una leyenda de este mundo, pero cuando vi por primera vez la Fulguris Gladio a Erik, me di cuenta de que son reales.

—Menos mal que tenías un amplio conocimiento sobre este mundo —digo en tono sarcástico.

—¡Cállate y date más prisa!

Mientras continuamos avanzando por este espeluznante pasadizo, pienso en Karla. Espero que esté bien con esa Celestine... Lo que le ha ocurrido es por mi culpa. Yo la metí en todo este embrollo. Repentinamente, Blake dice que el olor de Shailene se intensifica, así que parece que hemos cogido el camino correcto... Suspiro tranquilo. Empezamos a andar más rápido, para llegar cuanto antes al final del pasillo.

—Escucha, novato—dice de pronto Blake—. No sé cómo acabará todo, pero, si salimos de esta, debes olvidarte de ella.

—¿A qué viene eso ahora?

—Lo vuestro es algo imposible y va en contra de las reglas.

—¡Son vuestras reglas, no las mías! —exclamo con rabia.

—¡Ahora también lo son! —me riñe—. Te digo esto porque os aprecio a los dos... No quisiera que el Guardián tomara medidas radicales con vosotros.

—Te agradezco que te preocupes por nosotros, pero la decisión ya está tomada —le digo.

—Estáis los dos locos... —murmura Blake.

—Tal vez... Tú solo la ves como un ser que ha sido creado para ejercer una labor milenaria, pero yo la miro y veo mucho más. Veo en ella a una chica dulce, que lo único que quiere es vivir una vida humana, para poder sentirse viva.

Blake me mira con gesto de asombro.

—¿Shailene quiere ser humana? ¿Ella te lo ha dicho?

—No directamente, pero sé que está harta de su trabajo. Creo que ella solo ansía una vida normal.

—Aunque lograra encontrar alguna forma de obtener la mortalidad y dejar su trabajo como Guía, cosa poco probable, por no decir imposible, ella viviría una vida humana y moriría. Pero tú, al convertirte en Agente, vivirás eternamente para servir a la causa.

—Lo sé...

Al fondo del pasillo, se puede atisbar lo que parece un gran muro de llamas, unas llamas que llegan al techo e impiden el paso. Lo más llamativo, es que las llamas son de un color verde intenso.

—¿Qué son esas llamas? —pregunto sorprendido.

—Por el color de las llamas está claro que se trata de la Llama Verde. Ningún espíritu puede tocar esas llamas, y mucho menos atravesarlas —dice Blake.

Adrien Fleming y el Mundo EspiritualWhere stories live. Discover now