17. Una última batalla

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Después de que el Guardián nos confesara que existen unos libros prohibidos que están escondidos en la Tierra, nos planteamos la posibilidad de que Malik los haya encontrado y los haya leído y, es por ello, que el Guardián parece especialmente inquieto.

—Señor, ¿qué hacemos ahora? —pregunta Blake.

—Lo primero es dar la alerta en toda la Torre —responde el Guardián—. Shailene, encárgate tú. Lleva a Adrien contigo.

—De acuerdo. Ven conmigo, Adrien.

—Sí. —Miro al Guardián de reojo. Me pregunto si sabrá algo de lo mío con Shailene... Me percato de que el escudo está en el suelo. Voy por él, lo recojo y me lo pongo, bajo la atenta mirada del Guardián...

—Ten mucho cuidado con esa arma, contiene mucho poder —me advierte el Guardián.

—Le he visto usarla, señor. Y puedo afirmar que está en buenas manos —dice Shailene.

—Aun así, cuando esto termine, deberás entregármela. Esas armas deben permanecer ocultas. Cometí el error de confiar en Erik dándole una de ellas y nos traicionó —dice el Guardián.

—Señor, ¿y qué va a pasar con Erik? —pregunta Blake.

—Aunque se haya vuelto a poner de nuestro lado, no puedo ignorar los delitos que ha cometido contra nuestras leyes sagradas aliándose con el brujo. Su destino ya lo decidiré...

Escucho atentamente al Guardián. Shailene tenía razón, este tipo es muy severo... ¿Cómo se tomaría nuestra relación?

—Blake, tú ven conmigo... Nos vemos en la Sala de Reuniones —le dice el Guardián a Shailene. Blake se pone al lado del Guardián, este se agacha y le pone la mano encima de su diminuta cabeza. Acto seguido, ambos desaparecen.

Miro a Shailene.

—¿Cómo estás? —le pregunto.

—Sigo un poco débil, pero me voy recuperando. Caminemos hasta que pueda usar la teletransportación —me responde.

—Sí, claro —le digo.

Caminamos hacia el pasillo por el que vinimos. Al preguntarle a Shailene a dónde se dirige, ella me responde que va a la Sala de la Llamada: una peculiar cámara en la que se encuentra un gran tambor, que al tocarlo, resuena en toda la Torre. Como si fuera una especie de sistema de alarma. Y al hacerlo, todos los agentes especiales acudirán a la Sala de Reuniones, dado que ese es el protocolo a seguir. Mientras hablamos, continuamos andando, en espera de que Shailene se recupere.

—El Guardián parecía muy preocupado. ¿Crees que podremos detener a Malik? —le pregunto con cierta inquietud.

—Para serte franca... no lo sé.

Genial.

—Podrías haberme mentido y decirme: ¡claro que sí, Adrien! ¡Todo saldrá bien, Adrien!

—Todo saldrá bien, Adrien... —Sonríe—. Ya estoy más recuperada. Ella me coge del brazo y desaparecemos. En un abrir y cerrar de ojos, estamos en otro lugar distinto. En una pequeña cámara repleta de grandes columnas de piedra. Las paredes y el suelo también son de piedra y, al fondo, se encuentra el gran tambor. Shailene camina hacia él. Coge un palo enorme que sirve para tocarlo y da un par de golpes seguidos. Observo con estupor cómo toda la sala empieza a vibrar. Ese tambor hace un ruido ensordecedor. El estruendo es tal, que tengo que taparme los oídos. Al terminar, vuelve a colocar el palo en su sitio, y viene hasta donde estoy.

—No me extraña que se oiga en toda la Torre, hasta las paredes vibraban —digo atónito.

—Ahora debemos ir a la Sala de Reuniones. Ahí esperaremos a los agentes especiales y al Guardián —Se acerca a mí, pone su mano en mi hombro y nos transportamos al instante a la Sala de Reuniones. Ya había estado antes en esta sala. Fue en la que conocí a Blake. Por el momento somos los únicos, aún no ha llegado nadie. Vamos hasta la gran mesa rectangular y nos sentamos a esperar. Uno a uno, van llegando los Agentes. Todos le preguntan a Shailene qué es lo que ha sucedido, y a todos les dice que esperen a que llegue el Guardián. En total llegan diez Agentes, y todos llevan encima todo tipo de objetos, los cuales me imagino que serán objetos mágicos. Los Agentes parecen muy inquietos, cosa que me llama poderosamente la atención. Me giro hacia Shailene y le pregunto en voz baja acerca de eso. Ella me dice que sus reacciones son normales, porque nunca en milenios había saltado la alarma en la Torre... Pasado un buen rato, entra el Guardián en la Sala, acompañado de Blake y de Erik. Se acerca a la mesa, y todos se levantan de sus sillas. Al verlos, yo me levanto rápidamente.

Adrien Fleming y el Mundo EspiritualDove le storie prendono vita. Scoprilo ora