11. Una biblioteca del Más Allá

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Cuando la situación parecía que no podía empeorar, el universo vuelve a sorprenderme. Resulta que entra en escena Erik, con esa espada suya que lleva en la espalda y, por lo que parece, está confabulado con Malik. Si lo que dice Shailene es cierto, y esa espada puede destruir espíritus: tenemos un gran problema.

—¿Qué estás haciendo aquí, Erik? —pregunta Shailene.

—Creo que es obvio... —responde Erik, con gesto inexpresivo.

—¡Asegúrate de conseguir esa llave! —le ordena Malik—. Yo he de irme, lo dejo en tus manos... Más te vale no fracasar. —Desaparece de un momento a otro.

Shailene continúa sin quitarle el ojo de encima a Erik.

—De todo el Cuerpo de Agentes, tú eres el que menos pensaba que podría traicionarnos... ¿Cómo te has podido aliar con ese brujo? —pregunta Shailene.

Erik permanece inmóvil.

—Llevo ya varios siglos detrás de ese espíritu con forma de dragón que destruyó mi reino y mató a los míos. Y por el momento, no he conseguido encontrarle ni con la ayuda del Cuerpo. Entonces Malik fue en mi búsqueda, y me prometió servírmelo en bandeja de plata a cambio de mi ayuda.

—Claro. Tú eres un agente de nivel A, para alguien como tú acceder a la pirámide es algo sencillo —dice Shailene.

—Yo sabía que sería imposible robarle la llave a mi Espíritu Guía, ya que preferiría ser destruida por mi espada antes que dármela, pero, cuando Malik me contó su plan y lo que vio en su visión, supe que si se cumplía su pronóstico sería muy fácil conseguir tu llave —expone Erik—. Aunque al principio no me creí que tú pudieras enamorarte.

—Yo tampoco me lo creo todavía, pero las cosas son así —añade Shailene.

Por primera vez a Erik se le escapa una sonrisa.

—Tiene gracia, uno de los Guías más importantes para el Guardián... enamorada. Me pregunto cómo se lo tomará cuando se entere. Si es que no se ha enterado ya —dice Erik entre risas.

—Estoy segura de que no se llevará el mismo disgusto que cuando se entere de la traición de uno de sus mejores agentes —le dice Shailene.

Intervengo en la conversación.

—Pero si yo vi cómo él se enfrentó al jabalí con su espada en aquellos almacenes —digo desconcertado.

—Una simple pantomima, para no levantar sospechas y que tú pensaras que te estaba ayudando —me esclarece Shailene.

—Esos dos desgraciados lo tenían todo muy bien planeado... —pienso en voz alta.

Erik desenvaina la espada que lleva a su espalda y viene hacia nosotros.

—Pon tu mano con la palma hacia arriba —me dice Shailene en voz baja.

Hago lo que me pide. Ella chasquea los dedos, y en mi mano derecha cae el silbato. Me lo pongo en la boca y soplo lo más fuerte que puedo. Acto seguido, sale una onda disparada del silbato. Erik agarra su espada con las dos manos y clava velozmente la punta contra el suelo. Al hacerlo, de la espada surgen varios rayos que envuelven a Erik, creando una especie de gran barrera a su alrededor, la cual recibe el impacto de la onda, y lo protege de cualquier daño.

—¿Qué ha hecho? —le pregunto a Shailene.

—Ha usado el poder de la espada para protegerse de la onda —me responde ella—. Ya te dije que esa espada tiene mucho poder... Y pensar que el Guardián se la entregó personalmente como premio a sus méritos.

Erik sonríe al escucharla.

—Y le estoy muy agradecido, ya que con ella podré exterminar a ese maldito dragón —dice él mientras blande su espada en el aire.

Adrien Fleming y el Mundo EspiritualWhere stories live. Discover now