En busca de la verdad.

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Los cinco días en Argentina pasaron y era hora de partir al mar, Lionel parecía un poco decepcionado con las decisiones que tomo, aún más por como se dieron las cosas pero estaba dispuesto a seguir su plan.

Miro a Guillermo que se encontraba sentado en las escaleras y dió un suspiro lastimero.

"la culpa te consume Lionel ¿Quieres matarlo? ¿Que conseguirás a cambio?"

Aquella pequeña vocecita que escuchaba cada que capturaba un tritón hacia acto de presencia nuevamente, poniendo en duda sus planes y frustrado lo aún más.

"¿Te digo la respuesta?"

Líonel sabía la respuesta pero se negaba a aceptarlo había esperanzas, había una chispa de fe, estaba dispuesto a hacerlo a matarlo, pero entonces cada que estaba decidido, cada que estaba listo miraba a Guillermo y algo dentro de el le gritaba que no estaba haciendo lo correcto, cuestionaba su moral sin remordimiento preguntándole si estaba bien entregar una vida por otra.

" NADA"

Lionel no entendía nada, desde que Guillermo apareció comenzó a reflexionar aún más su vida, sus ideales, la vida de su padre había estado en riesgo vario tiempo, algún día iba a dejar de respirar y no abriría más los ojos, aunque sonara cruel esa era la realidad.

Entonces, ¿Porque buscar una solución? Si ya se había previsto que su padre no duraría en ese mundo, Lionel no lo sabía, solo ansiaba ver los ojos de su padre una vez mas y pedirle perdón.

Pero siempre que pensaba en esa posibilidad, que soñaba, imaginaba y pensaba en esa posibilidad de que su padre abriera los ojos, el rostro del mismo se distorsionaba, Lionel no era capaz de imaginarse a su padre nuevamente despierto y eso le abrumaban.

— ¿Capitán? - la voz preocupada de Di María lo saco de su ensoñacion.

— Timonea, necesito... - se quedó en blanco, no sabía que necesitaba - estaré en mi camarote...

Dicho eso se retiro de la cubierta abrumado y cansado, sobre pensar lo estaba volviendo loco y si seguía así perdería la cordura.

Se rescosto en su cama, densas y grandes lágrimas emergieron de sus ojos, no suficiente con eso, hipidos salieron desde su garganta intentando ser reprimidos.

Oculto su rostro entre las almohadas, un viejo hábito que jamás se iría regresaba, los años en el navío la Barcelona volvieron y recordaba con cariño las caricias que Ronaldinho le brindaba a su largo cabello mientras intentaba reconfortarlo.

El suave tacto de una mano áspera acariciando su hebras algo largas hizo que despegará su rostro de la almohada, frente a el estaba Guillermo con un mirar preocupado preguntando en su propio dialecto algo.

— ... - Lionel admiro su rostro con devoción, ¿Cómo podría matar a un ser tan hermoso y puro?

Tomo a Guillermo de los hombros y termino por abrazarse a su cuerpo, ambos cayeron entre las sabanas, no había de que hablar de todos modos Lionel no lo diría, memo solo daba caricias a su cabello y se dejaba abrazar por el pirata que se encontraba en su momento más vulnerable

•••

El oleaje del mar fue lo que despertó a Guillermo, abrió los ojos y dió un suspiro antes de salir del agua, arriba en cubierta parecía haber un festejo o algo por el estilo, dió un suspiro, recordaba vagamente que Lionel lo cargo hasta la bañera en el momento en que comenzó a cabecear.

Había salido del puerto de Buenos Aires hace pocas horas y Lionel le aconsejo dormir un rato pues casi no había podido dormir en las últimas noches.

— Buenos días - Julián entraba con una cubeta de pesados que dejó a las orillas de la bañera - te extrañe Guillermo - murmuró alegre para abrazarlo mojando se un poco.

Guillermo sonrió y salpicó un poco de agua de forma cariñosa en Julián quien rio, pronto la mirada de Julián se iluminó.

— Guille ¿Puedo adornar tu cabello?

•••

Lionel miraba el mar pensativo, reflexivo, realmente ¿Quería matar a Guillermo?, estaba el hipotetico caso en que lo hacía, después que sería de el.

Guillermo le daba paz, tranquilidad y un sentimiento muy cálido que no le abrumaban más bien le daba mucha pero mucha emoción seguir sabiendo si lo que sentía era real, entonces cuando pensaba a futuro no podía imaginarse a si mismo sin estar en compañía de Guillermo, en realidad no podía ver un futuro claro, solo un futuro que sería largo y doloroso de cualquier manera.

No importan si mataba a Guillermo, ni importaba si no lo hacía, porque siempre cargaría con la culpa de una muerte, su nombre siempre estaría manchado por un crimen, un crimen que no cometió o bien uno que si fue capaz de ejecutar.

— ¿Hay mejores maneras? - Kun se paró a su lado y también miro el mar.

Ninguno dijo nada, perdido en sus pensamientos, Kun dió un trago a su bebida y luego golpeó el hombro del capitán con una gran sonrisa.

— No quieres hacerlo ¿Verdad? - Lionel dió un suspiro, luego un gran trago a su bebida.

— no lo sé Kun, sigo pensando en que pasará cuando todo acabe...

— bue tampoco podés abrumarte por algo así - murmuró Kun sin verlo - el futuro es incierto siempre da resultados peculiares que talvez no te gustan...

— Lo se, pero ¿Que puedo hacer? - Lionel parecía abatido - ¿Cómo se supone que regrese y de la cara? ¿Cómo se supone que vea a Guille a la cara?

— Sonara cruel Lionel - muro llamando su atención - pero buscas la inocencia que se te fue arrebata a raíz de otros - Kun lo vio con un mirar serio.

Su amigo del alma que se la pasaba sonriendo ahora lo miraba con reproche pero pena.

— sabías que tu viejo en algún momento cerraría los ojos - Lionel frunció el ceño molesto luego dió un suspiro resignado.

Tenía razón, siempre supo que su padre no pasaría más tiempo de pie era evidente que en algún momento no volviera a verlo, pero seguía doliendo.

—El tritón no tiene nada que ver, como para perder la vida por algo así - Lionel se recargo en el timón, rasco su nuca frustrado - Piensa bien lo que harás Lionel, hay demasiadas formas de demostrar tu inocencia, pero el tritón no tiene otra forma de volver a la vida.

Kun dió un último trago a su bebida.

— armas todo un quilombo por algo que debiste hacer hace tiempo - le sonrió un poco para alejarse - piensa bien Lío...

Lionel lo vio alejarse y luego suspiro dió un último trago a su bebida y lanzo la botella al piso rompiéndose en miles de pedazos.

Si tan solo alguien lo hubiera guiado en el momento en que comenzó a tomar decisiones cuestionables, talvez nada de eso estuviera pasando y el tendría a dónde regresar cada que arribaban en Argentina.

E N T R E   C A N T O S   D E   S I R E N A S ★Où les histoires vivent. Découvrez maintenant