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Damon.

—Edgar, ¿podemos hablar a solas un momento?

Pregunto.

—Si, claro.—Responde y antes de alejarse de Fátima se acerca a decirle algo.

Cuando llega a mi lado me quedo observándolo fijamente.

—¿Por qué tu amiga parece tenerme miedo?—Inquirí— ¿Acaso le has dicho algo de lo que hacemos...?

—¿De verdad crees que yo divulgaría ese tipo de información a cualquiera? Por favor, se supone que me conoces.—Suelta una risa sarcástica.—No es mi culpa que tengas apariencia de matón. Es fácil temerte si siempre tienes cara de que quieres matar a todo el mundo.

—Más te vale que...

—¡AMIGA!

El grito de Fátima me desconcentra. Doy vuelta la cabeza y me doy cuenta de que se encuentra corriendo hacia una chica que viene ingresando. No le puedo ver la cara.

—¡Estás aquí!—Chilla de emoción.—Es un gran avance.

La chica esta no le contesta y le da un fuerte abrazo. Puedo distinguir que se dicen algo que las hace reír.

Akira.

Fingir.

Dicen que si finges tanto, se volverá real. Si finjo ser feliz, lo seré. O eso espero.

Me di cuenta del mucho daño que le estaba haciendo a mi amiga, lo mucho que le afectaba verme así. Fui una carga para ella, tal vez todavía lo soy, pero ya no quiero serlo.

Quiero volver a reanudar mi vida. Aunque me falte una gran parte de mí, tendré que seguir. A Oliver no le gustaría verme de este modo.

Si es que el cielo es real, y me ve de allá, espero que me perdone lo mediocre que he sido desde que se fue. Quiero que vea que seguí adelante. Quiero que vea, que lo llevaré siempre presente en lo que me quede de vida. Sé que algún día me tocará irme, y espero encontrarme con él en la eternidad. Y vivir juntos, mamá, Oliver, y yo.

Espero que ella lo cuide allá. Y que ambos me den fuerza para continuar esta mierda de vida.

—Gracias...—Susurra mi amiga.

Se me hace un nudo en la garganta.

¿De qué me agradece?

Solo he sido un estorbo los últimos años.

—No. Gracias a ti. Gracias por estar ahí.—Le limpio una lágrima que cae por su mejilla.—Gracias por ser la hermana mayor que nunca tuve y la madre que me faltó.—Suspiro y la atraigo a mí para abrazarla.—Gracias por aguantarme... y lo siento por los malos ratos...

—En las buenas y en las malas. Siempre.—susurra.

Seguimos en el abrazo. Intento de no dejar que mis emociones me dominen o me iré a la mierda.

Un carraspeo nos separa.

—¿No nos presentarás a tu amiga Fátima?—la voz ronca de un hombre llega a mis oídos.

—Damon.—Pronuncia Fátima.

Ese nombre...

Damon.

Lo he escuchado antes, pero no sé en donde.

Tal vez lo atendí...

No lo sé.

Dominame ✓ [Terminada, primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora