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Akira.

¿Lo ha matado?

Se fue sin decirme nada.

¿Ha matado a Fierro también?

Joder.

Mis manos están ensangrentadas. Y con pedazos de vidrios.

Pero este dolor puede valer la pena. Se supone que no hay médico en casa. Y sí... Y si Fierro ya no está.

Tendrán que llevarme al hospital.

Escucho unos pasos acercándose.

Si es Damon más vale que se prepare. Tomo lo primero que veo.

Un zapato.

Bien.

Solo es cosa de segundos para que atraviese la puerta.

Uno...

Gira la Manilla.

Dos...

La puerta se abre.

Tres...

La silueta aparece.

No espero verle la cara para lanzar el zapato.

—¡Sal de aquí maldito asesino!—Grito y busco algo más para golpearlo.

—Niña...—Habla una voz conocida.

—Fierro.—Susurro y lo veo.

Es él.

Está vivo.

—Oh dios mío.—Corro a abrazarlo.—Estás bien... Pensé que Damon te había hecho algo.

Una mano nos separan del abrazo.

—Mucho contacto físico. Mantengan distancia.—Habla Damon.

—Idiota.

—Lo siento. Fue un impulso...—Me disculpo por lanzarle el zapato.

Pensé que era Damon. Pero al parecer le llegó a Fierro.

Él se ríe restándole importancia.

—No pasa nada. Me alegra que te defiendas.—Dice y mira a Damon.—¿Nos puedes dejar unos minutos solos?

—No.—Contesta mientras se cruza de brazos.

—Solamente hablaremos.—Insiste.

—Dije que no...

—Damon. Vete.—Digo.

—No. Akira.

—Vete o te juro que el próximo zapato te llegará a ti y en la cabeza.—Amenazo.

Entrecierra los ojos analizando a Fierro.

—Esperaré afuera.—Dice a regañadientes.

Una vez Damon sale. Me giro hacia Fierro.

—¿Te perdonó? ¿Cómo es que estás aquí? ¿Volverás a trabajar para él? ¿Estás en peligro?—lo inundó de preguntas.

—Cálmate muchacha.—Se ríe.—Veo que el único que corre peligro aquí no eres tú. Es el.—Cambia de tema.

—Lincon...

—Tienes que cuidarte. Pase lo que pase cuídate.—Toma mis manos ensangrentadas—Tengo que arreglar esto.

—No te preocupes. No es nada.—Le resto importancia.

—Él ya lo sabe.—Mira mi vientre.—¿Se lo dijiste?

—No.—Niego.—Me lo preguntó y lo negué.

—Tienes que tener cuidado.—Añade.

—Lo sé. Pero ahora estás aquí ¿No? Tú me puedes ayudar...

—Akira...—Dice con voz ahogada.

Lo miro a los ojos y veo angustia. Tristeza.

—¿Qué...?—Pregunto confundida.

Ahí lo entiendo.

—No te quedarás.—Digo y él asiente.—Él lo hará de todos modos. ¿Verdad?

La garganta se me cierra.

¿Por qué lo va a hacer si solo me protege?

Él es el único con el que he sentido algún lazo paternal. Nunca antes lo sentí. Y se siente bien...

Pero me lo va a arrebatar.

Damon lo va a matar.

—No puede hacerlo. No puede Fierro. Él... Hay que buscar una manera. De evitar que él lo haga. Puedo...

—No hay manera niña. Construí mi propia tumba cuando te saque de aquí.—Veo como se le escapa una lágrima.—Lamento que todo esto no sirviera me nada... No te pude sacar de aquí.

—Aún puedes. Puedes hacerlo. Quédate por favor. No dejes que él te mate. Lucha.—ruego entre lágrimas.

—Ya estoy viejo mi niña. Es mi hora...

—Akira.—Damon interrumpe.—Se tiene que ir.—Dice fríamente.

—No. No te lo lleves. Damon. Por lo que más quieras. Déjalo vivo...—Lloro al ver cómo se acerca a Fierro.

Se lo va a llevar.

Lo matará como el asesino que es...

Lo va a matar...

—Si le haces algo te juro por dios que jamás me volverás a ver. Damon. Te lo prometo. Lo matas y te vas a arrepentir de por vida.—Amenazo con rabia.

Él solo me dedica una mirada antes de salir con Fierro.

Se acabó...

Fierro. Él no volverá.

Nota: me cayó un Titanic en el ojo;( me dió penita Fierro.

Dominame ✓ [Terminada, primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora