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Damon.

En Italia.

Todo este tiempo ha estado en Italia. Mi territorio y jamás me di cuenta.

No sé si lo ha hecho a propósito o no. Pero lo agradezco.

Fui tan imbécil...

A la mierda con lo de la mercancía. A la mierda todo.

Esto es más importante y sé que mis hombres se encargan de eso.

...

No fue tanto trabajo averiguar dónde estaba. En realidad fue fácil. Es una de las ventajas que hay al ser hijo del mayor hijo de puta de Italia. Algo bueno que dejó mi padre aparte de mí, claro está.

Camino por los pasillos. He Sido cuidadoso...

Pedí que nadie informará de mi regreso a este país.

Por lo que si Alan no me ve. No sabrá que estoy acá.

Solo quiero verla.

Eso es todo.

—Hola señor. ¿En qué lo podemos ayudar? A quien busca?—Me habla un tipo.

Lo miro fijamente.

—Busco a mi esposa.—Siseo.—Se llama Akira Belinsky me informaron que la han traído acá.

Él me mira de pies a cabezas. Analizando cada uno de mis movimientos.

—¿Si es su esposa porque no tiene anillo?—Señala mi mano.—Y porque no vino con ella si se supone que están casados...

—¿Acaso me estás diciendo mentiroso?—Me ajusto mi ropa dejando ver mi arma. Él se percata de eso y su cara se vuelve pálida.—No es que sea de tu interés pero estamos peleados. Es esa la razón por la que no llegamos juntos y por qué no llevamos anillos.—Me arremango la camisa y levanto el brazo. Mostrándole mi mano sin anillo pero a la vez mis tatuajes.

Uno en específico.

—S-señor Genovés.—Sus ojos se abren.

Está asustado.

Bien.

Debería estarlo.

—Lamento mucho todo esto. Por favor lo llevaré dónde está la señora...—Hace una especie de reverencia rápida y empieza a caminar.

—Espero que no abras la boca con nadie de esto.—Digo seriamente.—Yo no estuve aquí. Ni en el hospital ni en el país.


—Está bien señor. De verdad discúlpeme. No sabía que era usted...

Lo ignoro.

—Es aquí.—dice cuando estamos afuera de una habitación.—La señora está durmiendo. Tuvo un parto prolongado.

Asiento sin decir nada.

Siento el puto corazón en la garganta. Estoy nervioso.

Nunca estuve tan nervioso como lo estoy ahora.

Solo espero no encontrarme a nadie dentro de la habitación porque se lo harán saber a Alan...

Pero es un riesgo que quiero correr.

Cierro los ojos tomando un respiro y abro la puerta.

Al entrar la veo.

Tendida en la cama. Con el cabello pegado a la frente por el sudor.

Durmiendo.

Relajada...

Pongo el seguro en la puerta. Y vuelvo a concentrarme en ella.

Tiene ojeras. Está pálida y con los labios secos. Pero eso no quita el efecto que tiene siquiera su presencia en mí.

Me siento bien...

Cómo si volviera a respirar.

Joder.

Paseo la mirada por la habitación. En busca de aquella criatura que ha dado a luz. Pero no está.

¿Por qué no está?

Me acerco a ella. Teniendo cuidado en despertarla. Sé que si me ve. No reaccionará bien. Y tampoco espero que lo haga.

Mi pecho se infla de orgullo. Ella es tan fuerte...

Con lo que le hice. Sobrevivió y en vez de tenerme miedo. Siguió luchando por lo que quería. Y ahora esto.

Es madre...

Sigo acercándome a ella hasta que nuestras caras están a solo centímetros.

—Vuelve a mí.—Susurro algo que es muy improbable que se cumpla. Al menos. Dudo que vuelva voluntariamente.

Inevitablemente, mis ojos se deslizan a sus labios. Tan tentadores.
Sería aún más riesgos besarla...

Pero. Joder...

Vale la pena.

Poso mis labios sobre los suyos. Sin presionar demasiado para no despertarla. Muevo lentamente mis labios sobre los suyos queriendo que jamás se acabe este momento. Está mal. Si fuera un buen hombre me importaría.

Pero no lo soy. Tampoco pretendo serlo.

Solamente importa ella en este momento.

Me encanta esta mujer. Maldita sea.

Ojalá pudiera retroceder. Si no hubiese sido tan imbécil... Esta historia sería diferente.

Escucho como forcejean con la puerta.

Joder.

Dejo sus labios y busco un lugar donde esconderme en la habitación.

Mierda.

El baño.

Eso es.

Corro hacia el baño. Siendo cauteloso. En teoría no puede entrar quien sea que está afuera porque puse seguro... Pero más vale prevenir que lamentar.

Dominame ✓ [Terminada, primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora