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No había ventanas, ni relojes. No podía ver la puerta y su teléfono no tenía conexión. Era verdaderamente una trampa para ratones.

La casa de apuestas era un laberinto sin salida. A Toji ni siquiera le llegaba el aire de la calle, concentrado en la máquina en la que jugaba. Entonces, los números daban vueltas en el reflejo de sus pupilas y se volvían rojos, negativos, vacíos.

Golpeó la máquina con el puño, frustrado. Seguro que a la siguiente ronda ganaría algo y recuperaría lo que había perdido. Alcanzó su cartera en un acto reflejo, pero no encontró nada en su interior.

Su corazón se detuvo. Estaba pálido y sudoroso. Nervioso, se palpó los bolsillos en busca de alguna estúpida moneda, un billete arrugado. Nada.

Hundió los codos en la superficie de la máquina, frotándose el rostro. Tenía un nudo enorme en la garganta, estaba a punto de llorar, de pegarle una patada a algo, de romperlo todo. Se echó el pelo hacia atrás, sorbiendo por la nariz.

—... joder.

Había perdido por completo el control y la noción del tiempo. Ni siquiera sabía qué hora era. Se tambaleó por el pasillo como si estuviera borracho. Sus pasos se los tragaba la alfombra roja, ahogando todo sonido. Sólo se escuchaba el traqueteo de las máquinas y los gemidos lastimeros de la gente.

—Hey Toji —lo saludó una mujer, desde uno de los taburetes frente a los juegos —. ¿Te apetece...?

—Me apetece que te vayas a la mierda, zorra —escupió mientras pasaba, metiendo las manos en los bolsillos.

No había reconocido su cara. Estaba seguro de que había sido un ligue de una noche, pero había habido tantas de esas que no las distinguía. Le parecían todas iguales, vestidas con la misma puta ropa, con el mismo puto maquillaje, hablando con la misma jodida voz chillona.

Puso los ojos en blanco al oír cómo ella lo insultaba. La dejó atrás y siguió por el maldito pasillo hasta salir. El aire fresco de la noche fue como una bofetada.

¿Ya se había hecho de noche?

Se tocó la frente, negando. Sacó su móvil, donde la barra de notificaciones se llenó al recibir, finalmente, conexión.

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Toji, 06:27h

A las cinco y media estaré allí ]—

Satoru, 06:28h

—[ Está bien

—[ Ten un buen día

Toji, 06:28h

Igualmente ]—

Nuevos mensajes sin leer:

Satoru, 17:09h

—[ ¿Sabías que Megumi estuvo tomando cerveza?

—[ Me acaba de decir que se tomó una botella entera

—[ Ya ha terminado sus deberes de clase, por cierto. Avísame cuando estés de camino y te prepararé algo caliente

Satoru, 19:30h

—[ ¿Va todo bien? Te he llamado, pero no tienes conexión

—[ No te preocupes si tienes que hacer horas extra. Nosotros seguimos aquí

—[ Ahora estamos jugando a un juego de mesa

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Leyó aquello en mitad de la calle, incrédulo. Ya eran las ocho de la noche, Satoru lo estaba esperando.

Cold, cold, cold || TojiSatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora