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Aquel beso era diferente, no solo era un roce de labios, era un encuentro de almas, un pacto silencioso que sellaba un nuevo comienzo. Ariel se dejó llevar por la intensidad del momento, permitiéndose sentir la conexión que se estaba formando entre ellos. Las lágrimas que antes eran de dolor, ahora eran lágrimas de liberación, de felicidad contenida durante demasiado tiempo.

Logan la sostuvo con ternura, como si supiera que aquel abrazo significaba más para ella de lo que podía expresar con palabras. Se separaron lentamente, pero sus miradas seguían entrelazadas, comunicando todo lo que sus corazones no podían decir con frases.

—¿Puedo intentarlo contigo, Ariel? ¿Puedo intentar ser el hombre que necesitas y mereces?

Ella asintió con una sonrisa en los labios y un brillo de esperanza en los ojos. Logan besó su frente con delicadeza, prometiendo ser su refugio, su apoyo y su amor.

Después del beso apasionado con Logan, Ariel se encontró en un estado de confusión emocional. Su mente, acostumbrada a la autosuficiencia y la independencia emocional, luchaba con las nuevas sensaciones que fluían a través de ella. El sabor de sus labios aún persistía en su boca, y su corazón latía con una mezcla de alegría y miedo.

Se retiró a su habitación, cerrando la puerta detrás de ella para estar a solas con sus pensamientos tumultuosos. Se miró en el espejo, observando los rastros del beso en sus labios y la chispa inusual en sus ojos. La mujer que veía reflejada no era la misma que había decidido cerrar su corazón hace tanto tiempo.

La batalla interna era intensa. Por un lado, recordaba la amargura y el dolor que el amor le había causado en el pasado. La traición y la pérdida aún estaban frescas en su memoria, y la idea de abrirse a alguien nuevamente la aterraba. La voz de la autodefensa le recordaba las razones por las cuales se había cerrado emocionalmente, las cicatrices que no quería volver a sentir.

Por otro lado, estaba Logan. Un hombre que, a pesar de su propia historia complicada, la miraba con ojos sinceros y la trataba con un respeto que ella no había experimentado en mucho tiempo. Su beso la había hecho sentir viva de una manera que había olvidado por completo. Una pequeña voz en su interior le decía que podría ser diferente esta vez, que tal vez valía la pena arriesgarse por la posibilidad de encontrar un amor genuino.

Se dejó caer en una silla y suspiró profundamente. ¿Cómo podía reconciliar estos dos lados opuestos de sí misma? ¿Cómo podía permitirse amar de nuevo cuando la vida le había enseñado a temerlo?

Mientras reflexionaba, una carta escrita a mano a Gigi Fox atrajo su atención desde el escritorio. La abrió con miedo y horror y leyó las palabras escritas con elegancia.

Era Esmeralda, en su tono característico, le recordaba la fuerza que yacía dentro de ella, la capacidad de sobreponerse a los desafíos y que volviera rápido porque la situación con Jerónimo era insostenible y dejara Aqueo, el tiempo se había acabado.

Se levantó de la silla y se miró nuevamente en el espejo, pero esta vez con determinación.

Iba a dejarse amar.

Se prometió a sí misma que no permitiría que el pasado dictara su futuro. Si Logan estaba dispuesto a caminar a su lado, ella estaría dispuesta a dejar que su corazón se abriera de nuevo.

Bajó las escaleras con paso firme, buscando a Logan para tener esa conversación pendiente. No sabía qué depararía el futuro, pero estaba lista para descubrirlo.

Ariel, estaba decidida a enfrentar su pasado y abrir su corazón. Bajó las escaleras con rapidez, buscando a Logan para tener esa conversación pendiente. Su mente estaba clara; había decidido dejar atrás el manto de Gigi Fox y permitir que Logan conociera a la verdadera Ariel aunque la rechazará por ello.

La piel no olvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora