23

7 2 0
                                    

La confesión de Hunter dejó a Ariel sin aliento. La oscuridad de la noche parecía cerrarse a su alrededor, y el peso de la revelación la hizo tambalearse emocionalmente. Jerónimo, el hombre de su pasado, representaba una amenaza constante, y ahora, con la identidad de Brad desvelada, la complejidad de la situación alcanzó nuevas dimensiones.

—No puedo seguir con esta mentira, Ariel. Me duele ver cómo te afecta, pero ya no puedo ser el Brad que conociste. —La voz de Hunter resonó con sinceridad, pero también con un dejo de desesperación.

Ariel luchó por encontrar las palabras adecuadas. El nudo en su garganta le impedía expresar todo lo que bullía en su interior. La traición, la preocupación y la incertidumbre se entrelazaban, creando un torbellino de emociones.

—Jerónimo está en Aqueo, y necesita ser detenido. —Ariel finalmente habló, eligiendo centrarse en la amenaza inminente. —No importa quién seas, Brad o Hunter, todos están en peligro si él sigue libre.

Hunter asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Lo sé, Ariel. Pero ya no puedo fingir ser alguien que no soy. Estoy dispuesto a enfrentar las consecuencias de mis decisiones. —Las palabras de Hunter revelaron una resignación y determinación que Ariel no había visto antes.

—No podemos abordar esto ahora. Necesitamos unir fuerzas y encontrar una manera de detener a Jerónimo. —Ariel intentó enfocarse en el problema inmediato, apartando momentáneamente las complejidades de sus emociones.

Hunter asintió en acuerdo, pero el dolor en sus ojos revelaba la magnitud de la tragedia personal que se desarrollaba entre ellos. Aunque la noche estaba envuelta en oscuridad, ambos entendían que el amanecer traería consigo desafíos aún mayores.

Juntos, dejaron los establos y se dirigieron hacia la hacienda, donde la confrontación con Jerónimo se volvía inevitable. A medida que avanzaban hacia lo desconocido, Ariel se aferró a la determinación de proteger a aquellos que amaba, incluso si significaba enfrentarse a la verdad dolorosa que ahora se extendía entre ella y el hombre que alguna vez creyó conocer como Brad.

Entonces con el corazón en el pecho apareció Melanie corriendo nerviosa.

—¡Ariel!—clamó ella preocupada.

Ariel la miró con dolor.

—¿Estás bien?—preguntó intentando recuperar el aliento.

—¿Lo sabes?—inquirió Ariel en referencia al regreso de Jerónimo.

—Amber...Me ha dicho que había un hombre malo de tu pasado. Y por si fuera poco en el pueblo se habla del regreso de Annabelle...No te preocupes no estás sola—soltó Melanie abrazando a su prima con todo el amor.

Hunter se acercó a ambas cuando notó la presencia de uno de los hombres de la hacienda a caballo.

—Tú ve con él, yo me quedo con Brad—soltó Melanie con rapidez.

No quería dejar a su prima desprotegida.

El bullicio de la hacienda Stone se desvanecía a medida que Melanie guiaba a Hunter hacia una zona más tranquila. La tensión entre ellos era palpable, agravada por las emociones enredadas y las revelaciones inesperadas.

—Hunter, necesitamos hablar. Todo esto está yendo demasiado lejos —dijo Melanie con firmeza, aunque su voz aún dejaba entrever la preocupación.

Hunter, con la mirada perdida en algún punto distante, asintió levemente. La mezcla de alcohol y emociones lo había dejado vulnerable, y Melanie se sentía obligada a abordar la verdad que se escondía tras sus acciones.

La piel no olvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora