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Mateo me quito el antifaz dejandome ver que estábamos en el club, había decorado todo el club con velas y había una mesa preciosa con un ramo de rosas blancas y rojas. Sonrei al ver que había preparado todo eso por mi, nadie se había tomado el tiempo para hacer eso por mi y aunque el club fuese un sitio al que estaba demasiado acostumbrada a ir incluso sola Mateo había conseguido captar toda mi atención

— Mateo -dije-
— Se que no es el sitio que seguramente te esperabas pero me ha parecido bonito que me empezases a gustar aquí y quedásemos los dos solos por primera vez aquí
— Me encanta -añadi- de verdad
— Pues aún no has visto nada ricitos -dijo-

Cogió mi mano y nos llevo hasta la mesa, me ayudó a sentarme amablemente y tras poner música de piano se sentó en frente de mi poniendo su mano para coger la mia.

— Te he preparado mi especialidad -dijo- pasta carbonara
— Mi favorita -dije y él abrió ambos platos- tiene buena pinta
— No tanto como tú -dijo-
— Mateo -dije poniéndome colorada-
— Lo siento -dijo- pero tener a la chica más guapa del mundo para mi solito me hace perder la cabeza
— Que exagerado eres -añadi-

Comimos y nos lo pasamos súper bien mientras comíamos, su pasta estaba buenísima y el postre estaba mejor. Cuando terminamos de comer se levanto y se dirigió hacia mí después de cambiar la música a una de mis canciones favoritas, Propuesta Indecenta de romeo santos

— ¿Me concedes este baile? -me dijo-
— Por supuesto -dije levantándome y cogiendo su mano en forma de aceptación-

Bailábamos mientras nos reíamos y nos divertíamos, hacía mucho tiempo que no me divertía así con nadie.

Hubo un momento en el que nuestras miradas se cruzaron y le besé a lo que él me siguió el beso, después de eso lo abracé y el baile pasó a ser más cariñoso que divertido

— Me ha encantado la sorpresa -dije- todo el club tiene más magia ahora
— Tu haces la magia -dijo posando un mechón de mi pelo por detrás de mi oreja-
— Estoy súper agusto contigo -añadi- esto es increíble
— Lo que sea por ver esa sonrisa ya lo sabes
— Gracias -dije- por la sorpresa nunca pensé que el club podría traer más cosas buenas de las que esperaba
— Tu me hiciste querer venir aquí -añadio- y no lo cambiaría por nada
— Esto ha echo que nos fuésemos acercando más -dije-
— Por eso mismo -añadio besándome- tu eres el lugar donde quiero estar -sonrei en su boca antes de volver a besarlo-

Después de estar un buen rato juntos besandonos y hablando de todo nos subimos en su coche y me llevo a dar una vuelta por el pueblo, sabía que le encantaba conducir, el me lo había dicho y además se notaba las ganas con las que lo hacía ya que sonreía todo el tiempo

— Es increíble -dije mientras conducía-
— ¿El que? -me pregunto-
— Verte sonreír cuando conduces -añadi- se nota que te gusta
— Me encanta conducir -dijo- mi padre de pequeño me enseñó a conducir y hacíamos carreras juntos aunque la moto es mi pasión
— Vaya no lo sabía
— Hay cosas que no sabes de mi bombón -dijo cogiendo mi mano y poniéndola en la caja de cambios para poner su mano encima de la mía- me gusta sentirte cerca
— Y a mi -añadi tras el gesto tan bonito que había tenido-

Después de dar una vuelta con el coche por el pueblo me dejo en casa, antes de despedirnos nos quedamos mirándonos durante varios segundos sin decir nada hasta que él se lanzó a besarme, fue un beso apasionado que duró más que un beso normal.

— Como me gusta poder besarte -añadio haciéndome sonreír- tus labios saben a fresa
— Es mi pintalabios -añadi haciendo el amago de irme-
— Déjame probarlo otra vez -dijo antes de volver a besarme y hacerme reír-
— ¿Eso ha sido una excusa? -añadi-
— Puede ser que si -dijo y nos reímos-
— Tengo que entrar -añadi- ¿nos vemos mañana en la barbacoa?
— Allí estaré intentando contenerme
— Hasta mañana -dije dándole un corto beso-

Cuando nadie ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora