Recuerdo

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 - Todavía no habla. 

 Tras salir de los puertos de Kumangra, todos los oficiales se dirigieron nuevamente a Piltover para cambiarse en la comisaria y descansar de aquella incursión fallida. Algunos al llegar a la ciudad se fueron a sus casa a descansar de la fatiga de la misión, otros sin embargo recién iniciaban su trabajo, y sabían perfectamente que lo que vendría ahora era mas difícil que enfrentarse a un escuadrón de quimio tanques. Caitlyn observaba archivos sin parar en un intento de poder deducir hacia donde tenían ir ahora.

 Estaba en una habitación tenue, de paredes de un concreto oscuro y de material grueso únicamente había un gran escritorio en el cual se encontraban los documentos que la sheriff revisaba junto con una gran radio conectada a un micrófono el cual reposaba frente a Caitlyn. Frente al escritorio se encontraba un gran ventanal polarizado el cual mostraba la imagen a una habitación únicamente iluminada por un foco de gas, mostrando una simple banca de madera apegada a la pared que estaba frente al vidrio con un inicio hombre sentado ahí.   

 Kai se encontraba cabizbajo en aquella oscura habitación en una posición en la cual apoyaba sus brazos en sus rodillas, sus muñecas se encontraban con esposas que conectaban con sus tobillos evitándole así la movilidad, su armadura le había sido arrebatada junto con sus espadas dejándole únicamente con la tela negra que se encontraba debajo de las placas de hierro. Su vista no dejaba de posarse en el suelo con una expresión vacía y sin emociones, mientras que su rostro ya comenzaba a mostrar moretones y ligeras cortadas que poco a poco dejaban caer algo de sangre producto de su curioso interrogatorio. 

- ¿Se te ocurre que rayos le esta ocurriendo a ese anciano? - pregunto Vi mientras se limpiaba la sangre de las heridas en sus nudillos con un trapo.

 La peli roza estaba con una camisa sin mangas bastante sucia por el sudor de si misma, producto de la golpiza que le estaba propiciando al noxiano para que hablara. 

- No lo se - dijo Caitlyn despues de dejar los papeles a un lado y observar nuevamente por el cristal. 

- Si no estuviéramos contra el tiempo esto seria mas fácil, lo golpearía sin tanta prisa.  

 Caitlyn observo un reloj que se encontraba en una de las paredes, habían pasado ya algunas horas desde que habían llegado a Stillwater y no parecían tener progreso alguno. Entonces tomo nuevamente el micrófono que tenia en la mesa, para dirigirse al noxiano. 

- ¿Me escucha? - pregunto como una prueba para ver si estaba consiente, pero no obtuvo respuesta del mismo, solo vio una reacción por parte del noxiano que al menos le decía que podía escucharle - ¿Dónde esta la emisora? 

 Nuevamente sin una respuesta clara, la sheriff suspiro tras no encontrar respuesta de Kai a aquella pregunta. Intento observar algún patrón en sus movimientos corporales, algo que le indicara que tenia información pero no obtuvo nada. La puerta de la sala en la cual se encontraban las dos oficiales se abrió llamando la atencion de las mismas. Un ser de gran altura apareció entrando a la sala, gordo y con un rostro un tanto repulsivo parecido a un trol de las montañas al norte de valoran, vestía del uniforme de la cárcel y al momento de entrar Vi le regalo una mirada de molestia y odio por su presencia. 

- ¿Todavía no a dicho nada? - pregunto el vigía de la prisión directamente a al sheriff. 

- No - respondió tajante Caitlyn. 

 La sheriff se encontraba molesta por la presencia del guardia. Ya había tenido que lidiar con distintos oficiales que habían ido a la sala de interrogaciones únicamente para ver al noxiano, debido a que las noticias de su captura habían volado de forma inmediata por toda la comisaria y la prisión. Y la presencia de los oficiales que llegaban únicamente por eso molestaba de gran manera a Caitlyn. Por su parte el guardia que entro se quedo observando por la ventana hacia donde se encontraba Kai, su impresión del noxiano no se diferenciaba de las demás a primera vista, se habían imaginado quizá a un hombre mas alto y mas ancho de cuerpo, sin embargo lo que estaba sentado ahí frente a ellos era un simple hombre, a mediados de sus cuarenta, con sus primeras canas en su cabello, un cuerpo de los mas normal a primera vista y un rostro golpeado y sin vida. 

Caso PiltoverWhere stories live. Discover now