Capítulo 1★

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LA DE ROJO Y UN LIMÓN

Cincinnati 

Ella. Estaba yo sentado como de costumbre supervisando todo, cuando entró ella. Llegó vestida de rojo, un impecable vestido rojo, era imposible no notarla.

Siempre me quedo en el vip observando desde aquí arriba los espectáculos que hace la gente cuando se emborracha, como las mujeres suben a las mesas con tacones o como los hombres piden tragos tras más tragos, no me gusta estar cerca de las personas, ni tampoco los alborotos, lo cual es irónico sabiendo que yo soy el dueño de esta discoteca.

Nadie me hace bajar de aquí arriba hasta que la cierro.
Así que simplemente me limito a ver como ella se hace espacio entre la multitud para llegar hasta la pista de baile cuando escucho que empieza a sonar una canción extraña que no tengo idea de como se llama, pero suena bien, al menos para mis gustos.
Me detengo a mirar cada uno de los movimientos que hace con su cuerpo y como no tengo nada mejor que hacer, me paso todo el resto de la noche admirándola.
Admirándola a ella.

***

La de Rojo

La razón por la cual me encuentro aquí es incierta. Solo recuerdo lo cansada que estaba de realizar el proyecto para la universidad cuando decidí que necesitaba un descanso. Ese "descanso" me terminó trayendo a Sole, la discoteca más exclusiva de la ciudad.

No puedes entrar a menos que tengas los contactos correctos, o que pagues una cantidad exageradamente considerada de dinero en efectivo.
Como a penas tengo dinero para pagar la universidad y comer, me las apañé para conseguir la forma de entrar...
Cuando ya tengo un buen rato bailando, camino hasta la barra y le pido al camarero que me prepare un jugo de limón.
Él se queda extrañado mirándome como si le acabara de decir que tiene pulgas en el pelo, pero termina asintiendo con la cabeza y me da la espalda. Supongo que va a preparar lo que le pedí.
Me quedo esperando por mi bebida hasta que por fin el camarero llega con un vaso.

-Perdón por la tardanza, no servimos muchos de estos aquí -me dice extendiéndome el jugo de limón.
-No te preocupes -le aseguro.

Me quedo sentada sobre uno de los banquillos y disfruto del jugo mientras suena la música, nada de lo que ponen aquí es algo que yo haya escuchado antes, pero me agrada, así que no me quejo mientras me termino todo el líquido del vaso.
Vuelvo a bailar un poco más y cuando volteo a ver la pantalla de mi móvil son las 3:46 a.m.

No lo pienso dos veces. Salgo de la discoteca y me voy a mi departamento.

Cuando estoy allí lo único que hago es tomar una ducha e irme a dormir, ya habrá tiempo para pensar en el proyecto mañana.

***

Cincinnati

Sigo a La de Rojo con la mirada cuando sale por la puerta y se marcha de la discoteca.

Trato de asimilar todo lo que acaba de pasar y me quedo pensando. Cuando son casi las cinco de la mañana, no queda nadie, así que decido cerrar la discoteca. Tampoco es que venga mucha gente porque no cualquiera puede entrar.

Antes de irme voy hacia donde está el camarero y lo encuentro besándose con un chico en la parte de atrás de la cocina, lo cual me enfurece sabiendo que me mintió cuando le ofrecí el trabajo.

Trato de no darle muchas vueltas y le pregunto lo que vine a averiguar.

-¿Qué fue lo que pidió la del vestido rojo? -Falio (el camarero) nota mi presencia y se queda pasmado al verme. Así que vuelvo a insistir.

-No te pedí que te quedaras en shock, respóndeme -Falio mira al chico que tiene en frente y se vuelve hacia mi.

-Señor, un jugo de limón, señor -responde con voz temblorosa.

¿Qué coño? ¿En serio pidió un jugo de limón? Tiene que estar bromeando.
¿Quién diablos va a una discoteca y pide un jugo de limón? Eso es muy absurdo.

Salgo de la cocina y subo a la sección vip de la discoteca, entro en una de las habitaciones privadas y busco mi Glock para guardarla en mis bolsillos. Bajo rápidamente y descubro que el camarero aún no se ha ido.
En el momento que lo tengo en frente, no lo pienso dos veces, saco el arma que tengo del lado derecho del pantalón y le apunto justo a la cabeza.

-Estás despedido -pronuncio con frialdad y aprieto el gatillo.

La bala sale disparada y observo como le atraviesa la frente. El sonido hace eco por todo el salón y mientras su cuerpo cae al suelo por el impacto, lo veo desangrarse. Antes de marcharme limpio todo y me dispongo a deshacerme del cuerpo.

Me monto en mi auto con las extremidades de Falio en el baúl y conduzco por la oscura carretera. No hay mucha gente en el camino por lo que llego rápidamente al lugar donde borraré lo que acaba de pasar.

Vacilo por un momento pero al final termino arrojando el cuerpo inerte de Falio en el mar. Actúo como si lo que acaba de pasar es completamente normal (porque si, sí lo es) y camino hacia el Maserati que tengo en frente.

Abro la puerta del auto y cuando me encuentro dentro comienzo a andar. Tomo un desvío antes de llegar a mi casa y voy a mi lugar favorito, la torre más alta de la ciudad de Greenfhel. Cuando llego, dejo el coche estacionado y me dirijo hacia la puerta. Subo al ascensor y marco el último piso, donde está el helipuerto, el piso número veintiocho.

Me siento en un extremo y me limito a disfrutar de las vistas, mis manos están un poco frías por el clima que hace, pero adoro venir aquí a pensar y admirar del paisaje; de cierta forma, no es que me gusten tanto las alturas pero estar en este lugar me da paz, quizás porque es un lugar donde solo estoy yo...

El silencio, el viento y yo.

Me encuentro tranquilo absorto en mis pensamientos, cuando de repente llega alguien a mi mente. Y no cualquier alguien, sino ella. No paro de pensar en ella desde que la vi por primera vez en el campus.

Cuando entró en mi discoteca me quedé embelezado contemplándola como si fuera la única persona presente en ese momento.

Percibo la helada brisa a mi alrededor y solo puedo preguntarme...

¿Por qué diablos no puedo sacarme a La de Rojo de mi cabeza?



DIPENDENZA. En ediciónWhere stories live. Discover now