Capítulo 13★

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LO QUE SOY

Cincinnati (Martes a las 10:09 a.m.)

Estoy tumbado sobre mi cama pensando en todas las cosas que tengo que hacer hoy. Es temprano por la mañana y aunque no me considero una persona perezosa lo cierto es que me siento bastante cansado.

Creo que necesito algo así como unas vacaciones. El problema es que las personas como yo no pueden darse el lujo de hacer eso, puesto que tenemos que estar alerta a todas horas, nunca se sabe que puede pasar, o cual será el próximo movimiento de tu enemigo.

Sería bastante inoportuno que me tomen desprevenido mientras estoy bebiéndome una piña colada en una silla de playa.

Aunque de todas formas tampoco es que me preocupe, yo siempre estoy preparado para lo peor y en el peor de los casos ocurriría la muerte, lo cual no me asusta.

Si no tenemos miedo de nacer, ¿por qué diablos tenemos miedo de morir?

Salgo de la habitación decidido a realizar las labores que tengo para hoy.

Como de rutina voy al laboratorio donde se produce la cocaína que trafico a diferentes países del mundo. Uno de los lugares donde más comercia nuestra empresa es en Estados Unidos. Allí tengo los contactos para hacer llegar la mercancía sin problemas. En caso de que haya dificultades, existe una forma de solucionarlo, y es con el dinero. El dinero compra la dignidad de las personas.

Dentro de este negocio solo existen dos condiciones que deben cumplirse a toda costa, y si alguien las rompe, está muerto. Nadie que sea desleal o que quiebre la confianza de sus más cercanos merece la pena vivir.

Cuando me encuentro en el laboratorio no vacilo y me dispongo a supervisar que todo vaya en orden. Coloco uno de los paquetes que están listos; en ruta, con destino a los Estados Unidos. No es algo que se complique porque ya tengo bastante tiempo en esto.

Recuerdo la primera vez que hice este tipo de cosas, tenía unos diecisiete años y mi padre aún estaba vivo, dijo que me enseñaría como es su trabajo y que en algún momento yo tendría que hacerlo.
Desde entonces, es el legado que he tenido que seguir, y cuando falleció no me quedó de otra que continuar lo que él ya había construido. Después de todo, es lo que ha hecho nuestra familia durante generaciones...

Regreso a casa para comer, la verdad es que además de mis cuatro trabajos no tengo nada más que hacer. Son las dos de la tarde y tengo los pies bajo la mesa cuando de la nada, me llega a la mente la imagen de La de Rojo, y no puedo evitar preguntarme por qué no quiso decirme su nombre.

La única persona que me saca de mi rutina es esa chica. Cuando estoy en casa, pienso en ella. Cuando estoy en la disco, pienso en ella. Puedo estar apostando dinero y cuando veo el color rojo de las fichas, o los naipes de las cartas, vuelvo a pensar en ella. Nunca nadie había llamado mi atención como La de Rojo.

Me impresiona que, a pesar de las cosas lujosas que tengo, esa mujer, ni se inmute en estar interesada en mí, y eso de cierta forma me gusta.

Pero quiero saber más de ella, y lo voy a conseguir.

Después de almorzar, mi destino es ir a Carta para terminar algunos bocetos que faltan por retocar. Había dejado un filete preparado para hoy, por lo que fue bastante rápido el proceso de cocina. No siempre almuerzo en restaurantes, a veces simplemente prefiero hacerme mis propios platos... y cuando digo a veces, me refiero a la mayor parte del tiempo.

Desciendo por las escaleras de la casa para llegar hasta el garaje y así poder ir a la fábrica. El vestido de alfileres estaba en producción para salir a la venta como parte de la próxima colección, pero decidí deshacerme de esa idea.

DIPENDENZA. En ediciónNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ