Capítulo 6★

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CÁMARAS

Cincinnati

Salgo de clases con la lluvia cayendo sobre mi cuerpo. Siento como mi pelo húmedo se me pega en la frente y veo a La de Rojo del otro lado de la calle parada junto a la facultad.

Trae el cabello planchado y unos pendientes dorados colgando de las orejas, acompañado del vestido de los alfileres que no encontraba. Me pregunto como lo tendrá... Supongo que al final Beretta la habrá convencido para que se lo lleve, pero no estoy seguro, de ser así, él me lo habría informado de inmediato.

Sin pensarlo dos veces, saco mi móvil del bolsillo y le marco a Beretta. Contesta al primer tono.

-¿Aló? ¿Kapo?- Kapo es el apodo que utilizamos para llamarnos el uno al otro.

-Sí Kapo, soy yo. Oye, una pregunta... ¿De casualidad tú le diste o le vendiste el vestido a las chicas de la tienda el otro día? -pregunto yendo al punto.

-¿Cuál vestido? -pregunta sin entender mucho lo que estoy cuestionando.

-El de los alfileres. El blanco de la última colección -le explico.

-No se lo vendí, pero si quieres puedo preguntarle a Lara, a ver si sabe algo -ofrece él.

-Sí, hazlo. Pero también revisa el historial de compras de Carta para asegurarnos de que no lo ha comprado alguien más -le pido, y siento como una sensación de escalosfríos me recorre la espalda. Porque si La de Rojo pudo entrar a la fábrica con tanta facilidad, ¿qué puede afirmarme que no hayan entrado antes?

-Bien, cuando lo revise te llamo de inmediato -repone al instante y cuelga.

Me aproximo un poco más hasta La de Rojo, no tanto, solo lo suficiente como para que pueda verme. En cuanto ella nota mi presencia le hago un gesto con la mano para saludarla y me acerco aún más.

-Vaya clima, ¿no crees? -hablo para romper el silencio que nos envuelve.

-Sí, pero no está tan mal -expresa ella restándole importancia.

Justo en ese momento, mi móvil vibra dentro de mi bolsillo, volteo hacia la pantalla y quien llama es Kapo.

Le hago una seña a La de Rojo para indicarle que vuelvo rápido. Ella asiente y marco un poco de distancia entre nosotros.

-Kapo, en el historial de compras no hay nada que diga que el vestido se vendió. Hablé con Minila y me dijo que ni ella ni Lara saben nada -dice apenas descuelgo.

-Entiendo. Necesito que saques a todos de la fábrica lo más pronto posible. Y hazlo ahora.

-No hay problema -responde sin titubear.

Cuelgo la llamada y camino hasta La de Rojo, cuando llego, ella hace como que no le importa mi presencia y sigue mirando al frente. De repente empieza a llover mucho más fuerte, tanto, que el agua nos salpica los pies.

-¿Quieres que te lleve? -fue lo primero que salió de mi boca. Lo dije creo que hasta sin pensar.

-No, estoy bien. Gracias -replica ella cortante.

-¿Segura? Porque dentro de unas horas empezará una fuerte tormenta y no creo que te guste pasar la noche en frente de una facultad, tú sola -digo esbozando una sonrisa.

Ella se ríe. -No te preocupes, estaré bien -responde mirando una camioneta que acaba de llegar.

El cristal de la ventana del copiloto baja y se muestra del otro lado un chico. No creo que lo haya visto antes. Tiene el cabello café oscuro, y los ojos achinados de un color que no alcanzo a distinguir. ¿Será que es su novio?

-¿No creíste que te iba a dejar abandonada en medio de la tormenta verdad? -dice el chico.

-Tardaste tanto que lo comencé a pensar -responde La de Rojo caminando hacia delante.

Ella se sube en el asiento del copiloto y sube la ventanilla. Veo como la camioneta se achica al alejarse de donde estoy.

La próxima vez no será igual. La próxima vez ella se irá conmigo.

Voy hasta mi auto y me dirijo a Carta.

Una vez dentro de la fábrica, voy hasta el cuarto de cámaras para revisar que pasó con el vestido y como fue que entraron. Rebusco entre las grabaciones pero la de ese día no está. La última grabación es del viernes. La abro y aparece Beretta hablando con las chicas y luego conmigo. Seguido, La de Rojo sale de Carta junto con la otra joven y es lo último que está en cinta.

Así que quien robó el vestido, debió estar ese día y haber venido el sábado antes de que yo llegara, es decir, antes de las cinco.

Intento buscar bien la grabación, por si se trata de algún error en el sistema. Pero nada. El video no está. Quien haya sido se percató muy bien de como borrar sus huellas.

Llevo más de diez minutos aquí sentado viendo las cámaras y pensando quien pudo ser, cuando decido salir. En el pasillo veo a Beretta: -Kapo, ven acá, ¿tú revisaste las grabaciones?. La del viernes por la tarde no está -le digo en cuanto está frente a mi.

-No, yo no las revisé. ¿Crees que alguien las borró a propósito? -pregunta.

-Sí - le aseguro.

-¿Entonces quién crees que pudo ser?

-No lo sé. Pero vamos a tener que vigilar a todos los empleados bien de cerca. Todos son sospechosos -le digo. Si Beretta no lo hizo entonces alguien está entre mis cosas, y eso no me agrada ni un poco.

Cuando descubra quien fue lo mataré sin pensarlo dos veces.

Después de horas de revisar cada rincón en la fábrica, Beretta y yo nos quedamos estancados en un callejón sin salida. No hay rastro del ladrón en ninguna de las grabaciones, y la desesperación se apodera de nosotros.

Decido ampliar la búsqueda y revisar los registros de acceso al cuarto de cámaras. No sé porqué no lo hice antes. Pero sorprendentemente, encuentro una entrada no autorizada la tarde del viernes. Alguien desconocido tuvo acceso y, evidentemente, borró las grabaciones del día del robo.

La sala de cámaras prácticamente se convierte en un laberinto de sombras, y la pantalla muestra un vacío mucho más inexplicable todavía. Beretta, a mi lado, parece tan perdido como yo.
Es tan confuso que no tengo idea de quién puede estar detrás de todo esto.

Una sensación gélida recorre mi espalda al descubrir un mensaje de una persona desconocida en el monitor:

741 v32 n0 70d0 35 10 qu3 p4r3c3.



Nota de Blue: Ay mierda, ahora si me cagué.

Tranquilos, vamos a tratar de averiguar quién fue.

¿Una pista?

Quizás fuiste tú... ¿o yo? ¿quién sabe?

Y pásala lindo, pásala biennnnn, pásala azul.

DIPENDENZA. En ediciónOnde histórias criam vida. Descubra agora