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En la pequeña ciudad costera, TN, un pescador apasionado, solía vender su captura del día en el restaurante local donde trabajaba Jooha. Un día, mientras Jooha revisaba la mercancía fresca, sus ojos se encontraron con los de TN.
Jooha: Buenos días. ¿Qué tienes para nosotros hoy?
TN:Buenos días. Traje algunas capturas frescas. ¿Te gustaría echarles un vistazo?
Jooha examinó los pescados con interés, y a medida que conversaban, la chispa de una conexión especial comenzó a encenderse.
Jooha: Este es un pescado impresionante. ¿Cómo te llamas?
TN: Soy TN, el pescador de estos mares. ¿Y tú?
Jooha: Jooha. Encantado, TN. Me encantaría tener estos pescados en nuestro menú.
A lo largo de las semanas, las interacciones en el restaurante se convirtieron en encuentros regulares. Jooha y TN compartían historias sobre el mar, la pesca y la vida en general. Entre risas y complicidad, su amistad se transformó en algo más.
TN: Creo que eres la razón por la que disfruto tanto venir aquí.
Jooha: Quizás debería pagarte por alegrarme el día.
Con el tiempo, la relación floreció, llevándolos a descubrir que sus vidas se complementaban de maneras únicas. El amor creció como las olas en el mar, tranquilo pero constante, hasta que Jooha y TN se dieron cuenta de que habían encontrado algo más valioso que cualquier tesoro: el amor verdadero entre un pescador y un "dueño" de restaurante.
