¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jooha y Dooshik habían decidido pasar su quinto aniversario alejados del bullicio de la ciudad, en un tranquilo bosque que prometía ser el refugio perfecto. El aire fresco, los árboles altos y el susurro del viento entre las hojas les ofrecían una sensación de paz que ambos necesitaban. Después de todo, cinco años de relación eran dignos de una celebración especial.
Condujeron hasta una pequeña aldea situada en medio del bosque, donde alquilaron una cabaña aislada. El ambiente era acogedor, pero algo inquietante comenzó a llenar el aire en cuanto cruzaron el umbral. Jooha, que siempre había sido sensible a las energías de los lugares, sintió una especie de tensión en el ambiente. Mientras Dooshik descargaba las maletas del auto, Jooha se quedó quieto frente a la puerta de la cabaña, mirando alrededor con el ceño fruncido.
Jooha. Dooshik… —murmuró, sin apartar la vista del bosque que los rodeaba—. No sé, algo no se siente bien aquí.
Dooshik, que ya estaba acostumbrado a las corazonadas de su pareja, sonrió con calma y caminó hacia él, acariciando su espalda suavemente.
Dooshik. Es solo tu imaginación, cariño —respondió con su tono habitual de seguridad—. Estamos en medio de la nada, no hay nadie más aquí. Además, esta cabaña es perfecta para relajarnos. No te preocupes.
A pesar de las palabras tranquilizadoras de Dooshik, Jooha seguía sintiendo ese escalofrío en la nuca, como si alguien, o algo, los estuviera observando. Miró hacia el bosque, los árboles parecían más oscuros de lo habitual, como si algo se ocultara entre las sombras.
Jooha. Deberíamos irnos… —insistió Jooha, mirando a Dooshik con seriedad—. No me siento bien aquí.
Dooshik negó con la cabeza, sonriendo despreocupadamente.
Dooshik. Solo estás nervioso porque es un lugar nuevo. Vamos, entremos, nos relajamos un poco y te sentirás mejor —dijo, abrazándolo por la cintura y besando suavemente su frente.
Jooha suspiró, sabiendo que discutir no serviría de nada. Dooshik siempre había sido más racional y confiado, mientras que él era más intuitivo. Entraron a la cabaña, y aunque el lugar era acogedor, Jooha no podía sacudirse la sensación de que estaban siendo vigilados.
