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Ignat había vagado por tierras inhóspitas durante siglos, creyendo firmemente que era el último de su especie

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Ignat había vagado por tierras inhóspitas durante siglos, creyendo firmemente que era el último de su especie. Los dragones, antiguos seres capaces de convertirse en humanos, habían sido cazados hasta casi la extinción. En su soledad, Ignat había aprendido a sobrevivir, pero siempre anhelaba encontrar a otro de su especie.

Un día, mientras exploraba una cadena montañosa remota, Ignat descubrió una cueva que emanaba un calor familiar. Intrigado, decidió entrar. La cueva estaba iluminada por la tenue luz de cristales incandescentes, y el aire estaba cargado con una energía mágica. Al avanzar, Ignat sintió un creciente palpitar en su pecho.

En el corazón de la cueva, encontró a TN. Al principio, Ignat no podía creerlo. TN era un dragón como él, con una belleza salvaje y una mirada que reflejaba tanto poder como vulnerabilidad.

Ingat. ¿Quién eres?

preguntó Ignat, su voz resonando en la cueva.

TN, con la misma sorpresa y cautela, respondió.

Tn.  Soy TN. Pensé que estaba solo...

Ignat se sintió abrumado por una mezcla de alivio y alegría.

Ingat. Yo también. Soy Ignat. No puedo creer que haya encontrado a otro de mi especie.

Durante los días que siguieron, Ignat y TN se conocieron mejor. Ignat, sintiendo un profundo deseo de formar un vínculo, comenzó a cortejar a TN de la manera antigua de los dragones. Cazaba las mejores presas, llevando los más suculentos manjares a TN. Le mostraba las bellezas ocultas de la montaña, las vistas más impresionantes y los lugares más tranquilos para descansar.

Tn. Eres muy amable, Ignat —dijo TN un día mientras compartían una comida—. No recuerdo la última vez que alguien se preocupó tanto por mí.

Ignat sonrió, su corazón latiendo con fuerza.

Ingat. Quiero que sepas que no estás solo. Siempre estaré aquí para ti.






Ignat y TN habían pasado días explorando las montañas juntos, sus lazos estrechándose cada vez más. Aquella noche, después de sumergirse en las cálidas piscinas de lava, Ignat llevó a TN a su nido. Era un refugio seguro y acogedor, construido con pieles de animales y almohadas suaves. Ignat había puesto todo su esfuerzo en hacer de ese lugar un hogar, y ahora quería compartirlo con TN.

Siendo padres- BL (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora