Capítulo 9

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Esa noche en la Fortaleza Prohibida Maléfica le ofreció a Regina quedarse con ella en el castillo con la promesa de que la llevaría al castillo blanco temprano. 

– ¿Quieres que me vaya a dormir en otro lado? 

– Claro que no, quédate aquí, podemos dormir juntas. 

– ¿Estás segura? 

– Claro que si, ven –Regina le indicó a Maléfica que se acomodara en la cama–. gracias por enseñarme un poco de magia. 

– Lo mereces niña. 

Las dos quedaron frente a frente mirándose a los ojos, ambas analizando cada detalle de la otra. 

– Eres hermosa Regina. 

– Tu también lo eres Mal, me gustan tus ojos. 

– A mi los tuyos pequeña –acarcicio su mejilla con calma–. duerme un poco, necesitas descansar. 

Las dos se quedaron dormidas rápidamente sintiéndose bien junto a la otra, tal vez debían hacer las cosas despacio y podrían ser felices. 

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– ¿Qué pasa si fallo o si pierdo el control con mi magia? 

– La vida se trata de eso. 

– ¿De qué?, ¿de qué pierda el control? 

– No pequeña, se trata de aprender a través de los errores, si fallas te levantas una vez más y lo vuelves a intentar. 

– Esta bien. 

– Okey, quiero que ahora hagas fuego en tus manos. 

– ¿Fuego?, ¿puedo hacer eso? 

– Claro que puedes hacerlo. Recuerda la primera vez que perdiste el control con tu magia en el castillo hiciste fuego.

– ¿Entonces que debo hacer? 

– Extiende tu mano –Regina hizo lo que Maléfica le indicó, extendió una de sus manos–. ahora piensa en los colores del fuego,  el rojo, naranja y el amarillo con algunos tonos de azul. 

– ¿Okey? 

– Ahora concéntrate en el calor que sientes junto al fuego –y lo hizo pensó no solamente en el calor del fuego, sino que también pensó en el calor que sentía cada vez que Maléfica estaba junto a ella, en la hermosa chispa que había visto cuando ella logró recuperar su fuego. 

Una ligeras flamas aparecieron en su manos pero no fue lo suficientemente grande ni potente como para poder mantener el fuego. La rubia sonrió levemente y caminó hasta ella, se acercó a la menor, impregnandose en su aroma, rosas y mentas, se puso detrás de Regina, puso ambas manos sobre el vientre de ella, haciendo la presión justa. 

– Siente el fuego, sientelo y créalo, hazlo con tu mente porque eres poderosa. Cierra los ojos y concéntrate en mi, en mis manos sobre ti –Regina asintió mientras extendía de nuevo su mano e intentaba crear fuego, se concentró por completo en Maléfica, en las manos de ella sobre su cuerpo. Una bola de fuego se creó en su mano–. Lo lograste pequeña –la rubia dejó un beso en su cuello antes de separarse–. Cierra la mano y deja que el fuego se extinga –Cerro la mano y el fuego se extinguió. 

– No crei que podría lograrlo. 

– Debes tener un poco más de confianza en ti pequeña, eres poderosa. 

Mi enorme dragón..Where stories live. Discover now