Capítulo 22

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Habían pasado dos semanas  desde que la maldición se había roto, los primeros días Regina intentó hablar con Henry y explicarle un poco de su historia, pero él se negaba a escucharla, cosa que llevó a la morena a una depresión. 

Maléfica había intentado mantener a la morena ocupada en otra cosa que no sea su hijo y aunque había logrado un avance Regina se negaba a comer o salir de la casa. Seguía trabajando como alcaldesa pero Kathryn era quien buscaba los informes todos los días. 

– Gina, te traje un poco de comida –entro en el despacho. 

– Gracias, no tengo hambre. 

– Por favor pequeña come un poco, es una ensalada que preparo Eugenia. 

– Mal… 

– Gina –se acercó más a ella–. Se que quieres ver a Henry, pero tienes que cuidarte un poco. 

– Perdí a mi hijo, pasaron 2 semanas y nunca vino a verme. 

– Debes darle tiempo. 

– Lo sé, pero duele. 

– Lo sé mi amor, se que duele, créeme si pudiera traerlo contigo lo haría. 

– Supongo que él debe estar con su verdadera familia. 

– Eres su madre, ven por favor. 

Le tendió la mano para que se levantara de su silla y  la guió hasta el sofá que estaba dentro del despacho. 

– Solo intenta relajarte un poco. 

– Mi cabeza duele. 

– Lo sé hermosa –se recostó en el sillón y la guió para que se recostara encima suyo. 

Paso sus manos despacio por su pelo quería estar tranquila con ella como antes, dejo un beso en su cabeza mientras sentía como poco a poco Regina se iba relajando. 

– Te amo mi niña. 

– También te amo mi dragón. 

Y por fin luego de varios días Maléfica logró que Regina durmiera varias horas seguidas sin pesadillas. Tal vez para cualquiera eso era una tontería, pero para ella era un gran logro, Regina confía en ella. 

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Después de casi tres semanas logró convencerla para salir un poco de la mansión, la verdad ya no había más nada por limpiar, acomodar o reorganizar, así que después de un poco… bastante de insistencia se dirigieron a Granny's para desayunar. 

Se sentaron en una de más mesas más escondidas, realmente Regina no tenía muchas ganas de estar ahí. 

– Señora alcaldesa, Maléfica –Ruby se acercó a la mesa para tomar su orden–. ¿Qué van a ordenar?

– Traeme un café por favor Ruby.

– ¿No vas a comer nada? –Maléfica la miró esperando a que Regina completará su orden. 

– No tengo hambre ahora. 

– Bien, tráeme un café y un pedazo de tarta de manzana por favor. 

– En seguida. 

Una vez que Ruby se fue Maléfica intento hablar con Regina. 

– Gina por favor, debes comer algo. 

Mi enorme dragón..Where stories live. Discover now