Capítulo 25

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Pero las cosas no siguieron como esperaban Emma y Snow habían caído por un extraño portal que las llevó de nuevo al Bosque Encantado. Gold les mostró que Henry debía conectarse con ellas a través de los sueños. 

Regina fue quien tuvo que ayudarlos a contral los sueños, Henry evitaba hablar con ella, pero sea como sea ella lo cuidaba. 

– Gina… no puedes seguir torturandote de esta manera –Maléfica se acerco a su esposa. 

– Tengo que ayudarlos, yo los condene a esto.

– Tu no las tiraste por el portal. 

– Lo sé, pero debo hacerlo. 

– No, no debes. 

– Mal, por favor apoyame con esto. 

– Esta bien –suspiro levemente–. Siempre te voy a apoyar en lo que tu quieras. 

– Gracias mi amor. 

Maléfica tomó la mano de Regina y ambas se dirigieron a la tienda de Gold, antes de entrar la rubia dio un fuerte apretón en su mano, haciéndole saber que la acompañaría siempre. 

Las dos entraron, Gold las observó con una sonrisa burlona. 

– Y ustedes solo querían irse del pueblo. 

– Ya Rumple –la morena avanzó algunos pasos–. dime que debo hacer. 

– Siempre tan ansiosa la reina. 

– Habla Rumple. 

– Hay un hechizo que puedes lanzar Regina. 

– ¿Cuál? 

– Ten –el hombre le mostró el pequeño frasco–. para lanzar el hechizo debo hacerlo contigo, ¿estás dispuesta? 

– ¿Qué posión es? 

– Una posion de muerte, esto evitara que tu madre cruce el portal. 

– ¿Mi madre? 

– Oh querida, ¿creíste que tu madre estaba muerta?, claro que no, esta buscándote para vengarse de ti. 

– Genial, ¿y como logramos que Snow y Swan crucen? 

– Ellas encontrarán la manera. 

Regina salió de la tienda y poco después Maléfica la siguió, la morena se había quedado quieta mirando a algún punto en la calle. 

– Gina, ¿qué pasa? 

– He perdido todo –señaló delante de ella, cruzando la calle en una plaza estaba Henry junto a David, los dos estaban jugando–. voy a usar el hechizo. 

– Es peligroso. 

– Lo sé –miro de nuevo a la rubia, disfrutando de sus ojos celestes–. Mal, si algo me pasa quiero que tu seas feliz, quédate con la casa y con todo lo que tengo. 

– No digas eso. 

– No podemos negar que tengo todas las de perder –sonrió mientras ponía una mano en la mejilla de la otra mujer–. pero estoy feliz, porque tengo mis recuerdos contigo y se cuanto te amo y cuanto me amas. 

– ¿Crees que algún día podremos ser felices? 

– Somos villanas Mal, no tenemos permitido la felicidad. 

Mi enorme dragón..Where stories live. Discover now