Capítulo 9

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-NARRA AITANA-
Al día siguiente, mi madre y Rosi me despertaron al entrar en mi habitación gritando. Menos mal que Fermín se había ido temprano de vuelta a su habitación. Habíamos dormido juntos, solo dormido, habíamos quedado en que nuestra relación iría algo despacio y no queríamos cruzar esa línea aún.

- Arriba dormilona -dijo mamá 
- Por dios, ¿qué hora es?
- Las nueve, una hora perfecta para levantarse -dijo Rosi
- Joder -susurré- si la gala empieza a las ocho de la tarde
- Pero hay mucho que hacer -dijo mamá- además, los chicos se han ido a unas reuniones que tienen para hablar de toda la gala y demás
- ¿Y eso en que me afecta a mi?
- En que mi hijo nos ha pedido por favor que le hagamos compañía a su novia
- ¿Y Adri y papá?
- No quieren estar rodeados de mujeres histéricas y nerviosas -mamá rodó los ojos
- Me han abandonado, genial
- Venga Aiti -dijo Rosi

Levanté las cejas mirando a Rosi y esta me sonrió pidiéndome por favor que no me negase. Era un día especial y Bárbara era la novia de su hijo, quería que todo saliese bien y que nadie se enfadase. En fin, quizás podría aguantar unas horas.

- Vale -dije- pero dejadme un rato para hacerme a la idea
- En media hora como máximo -dijo mamá- te esperamos abajo en el desayuno

Asentí y ambas salieron de mi habitación. Tendría que pasar unas 4 horas al lado de la persona que menos soportaba, pero al menos esperaba que Aurora y la madre de Gavi nos acompañasen.

Cogí el móvil y me quedé unos minutos en cama, procesando como iba a ser el día de hoy. A saber que planes tendrían mi madre y Rosi para hacer por la mañana. A las 14 comeríamos y a las 16 vendrían los peluqueros y maquilladores para prepararnos. A las 19 tendríamos que estar saliendo para el lugar donde se celebraba la gala.

Después de ducharme y de vestirme, bajé a la zona de desayuno donde una mesa de cinco mujeres me esperaba mientras hablaban y se tomaban su café.

- Buenos días -saludé
- Buenos días Aiti -sonrió Aurora- ¿Qué tal estás?
- Bien -sonreí, sentándome al lado de mi madre- ¿y vosotras?
- Menos nerviosas que el año pasado -dijo Belén- Gavi este año me da a mí que no va a ganar -rio
- Ojalá le toque ya a Balde -dijo Rosi
- Así solo quedaría Fermín por ganar algo -dijo Bárbara

Mi mirada se dirigió hacia la asquerosa rubia, que me miraba con una falsa sonrisa que me encantaría borrar de una patada. Decidí ignorar sus palabras y centrarme en el café que tenía delante y que mi madre se había molestado en cogerme junto a un donut.

- ¿Sabéis a qué hora volverán los chicos? -preguntó Aurora
- Pedri me ha dicho que sobre la hora de comer -contestó Bárbara
- ¿Os gustaría ir a visitar la ciudad durante ese tiempo? -sonrió Belén
- Ese es un buen plan, mañana por la tarde ya nos vamos y apenas tenemos tiempo de disfrutar de este sitio –dijo mamá
- Pues terminamos de desayunar y nos vamos ¿os parece chicas?
- Claro -sonrío Bárbara

Las miradas de las tres madres cayeron sobre mi, en especial la de mi madre que sabía todo lo que estaba pasando por mi mente, nada bueno. A pesar de lo poco que me apetecía ese plan solo por no ver a una persona, acepté con una media sonrisa.

Después de una media hora, todas nos levantamos y salimos del hotel. Belén se encargó de hablar con el taxista para que nos dejase en todos aquellos puntos que queríamos, el primero el museo del Louvre.

- Que bonito es -dijo Bárbara
- ¿Ya habías estado alguna vez? -preguntó mi madre
- No, Pedri me había dicho que algún día vendríamos, pero hasta ahora eso no ha pasado
- Seguro que volvéis juntos y por más tiempo pronto -sonrió Rosi

Rodé los ojos sin que nadie me viese. Rosi y mi madre intentaban llevarse bien con Bárbara por Pedri, pero yo no pensaba hacerlo. Al menos no hasta que mi conversación de ayer con Pedri me vino a la cabeza. Me había confesado que le dolía que no me esforzase por él, pero sí que lo hacía, ¿no? Puede que nunca quisiese estar donde estaba su novia, que no quisiese pasar tiempo a su lado. Siempre me quejaba de que Pedri no me daba mi lugar, pero lo cierto es que yo tampoco había intentando hacérselo más fácil. Sabía como era Bárbara y por eso no la soportaba, había visto sus intenciones desde un principio y no la quería cerca. Pero si Pedri no se daba cuenta, quizás tendría que dejar que todo cayese por su propio peso y apoyarlo para que supiese que aunque no estaba de acuerdo con lo que hacía, siempre estaría a su lado, aunque eso me hiciese daño.

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